En las profundidades del bosque avileño, donde la niebla envuelve las cimas y la oscuridad se adueña de las noches, habita una leyenda que ha cautivado y aterrorizado a generaciones. Se trata del Doctor Gottfried August Knoche, un médico alemán cuya figura se ha teñido de un halo siniestro, convirtiéndolo en una especie de figura gótica tropical, conocida como: “El Frankenstein del Caribe”.
“En ocasiones lo paranormal, es la única respuesta”
En las profundidades del bosque avileño, donde la niebla envuelve las cimas y la oscuridad se adueña de las noches, habita una leyenda que ha cautivado y aterrorizado a generaciones. Se trata del Doctor Gottfried August Knoche, un médico alemán cuya figura se ha teñido de un halo siniestro, convirtiéndolo en una especie de figura gótica tropical, conocida como: “El Frankenstein del Caribe”.
Como salido de las páginas de esas entramadas publicaciones victorianas de finales del siglo XIX. En este “Penny Dreadful” criollo, la historia que se entreteje con la realidad dentro del inconsciente colectivo venezolano, se filtró en él, durante más de 130 años.
Se cuenta que ha llegado a estas tierras en busca de una nueva vida y de secretos ocultos en la naturaleza, el Doctor Knoche estableció su laboratorio en las alturas de Galipán. Allí, en medio de una vegetación exuberante y opresiva, se dice que realizaba experimentos macabros con cadáveres, buscando prolongar la vida y desafiar a la muerte misma.
La Maldición ¿Cine o Realidad?
Según los lugareños susurraban que el Doctor Knoche perteneciente a la orden “Rosacruz”, había descubierto un elixir capaz de preservar los cuerpos, convirtiéndolos en momias perfectas. Se decía que cuál alquimista sus noches las pasaba rodeado de cadáveres, realizando rituales extraños y pronunciando conjuros en una lengua desconocida. Algunos aseguraban haber visto a su asistente, una mujer pálida y de ojos vacíos, merodeando por los alrededores del laboratorio.
Ahora bien, estamos llenos de mitos, historias y referencias que se han visto reflejados a través del cine, recordando que, aquello catalogado como: “Realismo Mágico” no es más que “Nuestra Cotidianidad”.
De allí la reciente película venezolana, “La Maldición de Knoche”, del director novel Eduardo Rivas ha reavivado el interés por una de las leyendas urbanas más enigmáticas de nuestro país.
Esta producción usa como eje de su arco narrativo los misterios que rodean a la querida montaña capitalina Warairarepano, popularmente reconocida como Ávila, enfocando su principal atención al traer de nuevo su perspectiva sobre la leyenda urbana construido entorno al médico alemán, radicado en nuestras tierras a principios del siglo XX, invitando al espectador a sumergirse en un mundo de misterio, terror y suspenso psicológico, aderezado de superstición y misticismo evocando esas primeras producciones como “la novia de Frankenstein” (1935) por James Whale, la adaptación de “El cuervo” (1935) por Lew Landers o “El gato negro” (1934) por Edgar G. Ulmer; donde los narradores no son fiables y todos manifiestan sus miedos, de esta manera se permite que otros recursos como la imagen y la música sean igualmente protagonistas además, de hilos conductores dentro de la estructura del arquitrama.
Entre el hecho y la ficción
Rivas para esta historia usa como herramienta el entramado social de sensaciones presentes en el inconsciente colectivo, apelando a las tesituras de sensaciones desde las más básicas a las más complejas; ejemplo vemos secuencias de miedo y angustia, que se transforman al terror y supervivencia sin dejar de lado la melancolía y el hastío, de esta forma el autor va usando los sustratos de hechos reales (como las desapariciones), con el misticismo (reflejados en las creencias populares y el folclore) y la construcción de los personajes (apegados a las técnicas expresadas por los arquetipos de personalidad de Jung).
El uso de una narrativa lineal con personajes que se tambalean en la arquitrama dentro del área de actividad y pasividad narrativa, permite el uso del flashbacks para incentivar el interés del espectador. Precisamente en esta frontera, Eduardo pincela su guion con referencias actuales del mismo género, particularmente plasmadas en algunas secuencias de acción tal como la recordada “El Proyecto de la Bruja de Blair” y hasta producciones como “Los Otros” o “Sexto Sentido”.
El surgir de la leyenda
Con el paso del tiempo, las leyendas sobre el Doctor se fueron ampliando y oscureciendo. Se hablaba de sacrificios humanos, de pacto con el diablo y de criaturas monstruosas creadas en su laboratorio. Su figura se convirtió en una pesadilla para los habitantes de la región, que lo veían como un ser maligno capaz de lo peor.
Al morir, el médico fue enterrado en un lugar secreto, pero su leyenda perduró a través de los años. Se dice que su espíritu aún deambula por las montañas de Galipán, buscando nuevas víctimas para sus experimentos.
Hoy en día el mito sigue siendo una parte importante del folklore venezolano. Su historia nos recuerda que la oscuridad y el misterio pueden habitar en los lugares más inesperados, y que incluso en los rincones más remotos de nuestro mundo, pueden existir fuerzas sobrenaturales que desafían nuestra comprensión.
Y al igual que la leyenda sobre el Doctor, Rivas nos trae al presente la historia y nos sirve en su ópera prima la misma premisa sobre lo paranormal.
En resumen
“La Maldición de Knoche” es una película de terror que logra entretener al público y generar una atmósfera de suspense. Sin embargo, es importante tener en cuenta que se trata de una obra de ficción que toma libertades creativas con la historia real del Dr. Knoche. La película es un buen punto de partida para aquellos que deseen adentrarse en el mundo de las leyendas urbanas venezolanas, pero es fundamental acercarse a ella con un espíritu crítico y no tomarla como una representación fiel de la realidad.
En definitiva, “La Maldición de Knoche” es una película que invita a la reflexión sobre la delgada línea que separa la realidad de la ficción, y sobre cómo las leyendas se transforman y evolucionan con el paso del tiempo.
¡Disponible en las principales salas comerciales de Venezuela!
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Publicado por Daniel Marín
Periodista: Enrique Raúl Vivas Pino
CNP: 15.730
