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Si Mariana Enríquez lo recomienda, nosotros también

Nuevo taller de terror; “El despeño”, por María Celina Frías; Feria de libros en septiembre y una oportunidad en la Fundación MFM.

Circulo Amarillo

ago 28

Mariana Enríquez, la aclamada autora argentina conocida por sus cautivadoras historias de terror y lo macabro, compartió recientemente en su cuenta de Instagram un fragmento de una entrevista fascinante que le realizó el club de lectura Tinta Club del Libro. Estas fueron algunas preguntas y las respuestas de Mariana Enríquez:

https://www.instagram.com//tintaclubdellibro/?utm_source=substack&utm_medium=email

¿Qué libro te cambió la vida?

Sinopsis: Cumbres Borrascosas es una novela inglesa del siglo XIX que narra la historia de amor y obsesión entre Catherine y Heathcliff.

Alianza Editorial

¿Cuál es el libro más inspirador que has leído?

Sinopsis: Louis lo había comprobado: el gato estaba muerto y por eso lo había enterrado. Aun así, el gato había vuelto a casa.

Louis lo enterró más allá del cementerio de animales. Pero el gato había regresado y sus ojos eran más crueles y perversos. Volvía a estar allí y Ellie, la hija de Louis, no lo lamentaría. Louis sí.

Editorial Debolsillo

¿Qué libro regalas siempre?

Sinopsis: Dividido en capítulos dedicados, entre otros temas, al lenguaje, a la construcción de personajes, a los secretos del cuento, a la crónica, al monólogo interior o al humor, el libro ronda el misterio de la literatura siguiendo el dictado de una voz, que es la voz de la maestra, y los pasos de la autora-alumna. Este es un libro que ayudará a quien se proponga escribir ficción, pero que además muestra el mundo creativo y reflexivo de Hebe Uhart, una de las maestras más admiradas de la literatura argentina.

Blatt&Ríos

¿A qué libro vuelves como oráculo?

Sinopsis: Las autoridades mexicanas y del estado de Texas organizan una expedición paramilitar para acabar con el mayor número posible de indios. Es el Grupo Glanton y tienen como líder espiritual al juez Holden, un ser violento y cruel. Nunca duerme, viola y asesina niños y afirma que nunca morirá. Todo cambia cuando los carniceros de Glanton dejan de asesinar indios y empiezan a exterminar a los mexicanos que les pagan. Se instaura así la ley de la selva, el terreno moral donde la figura del juez se convierte en una especie de dios arbitrario.

Debolsillo

¿Cuál es el libro más extraño que has leído?

Sinopsis: Ziggy, un adolescente en busca de su identidad sexual; su amigo del alma, un heroinómano aspirante a novelista; los dos gay padres adoptivos de Ziggy: un crítico de rock obsesionado con los culos y un sádico que no conoce límites; un gordo monstruoso que filma porno caseros con menores de edad; un adolescente idiotizado que acabará siendo carne de necrófilo.

Anagrama

¿Libro que más veces has leído?

Sinopsis: Relata la degeneración progresiva de la familia Compson, sus secretos y las relaciones de amor y odio que la sostienen y la destruyen.

Alfaguara

¿Qué libro estás leyendo ahora?

Sinopsis: Tras haber desarrollado una exitosa carrera, Chungungo Martínez se enfrenta a un descubrimiento que marcará el resto de sus días y lo conducirá a una especie de desértica temporada en el infierno, una deriva tan inesperada como perturbadora.

Penguin Random House

¿Sabes quién es la fan #1 de Mariana Enríquez? Aglaia Berlutti

En este taller, Aglaia Berlutti profundizará en las claves del terror como género y, particularmente, en la literatura. Hará un repaso por autores clásicos y contemporáneos, prestando especial atención en lo que está sucediendo hoy día en Latinoamérica, donde se están cocinando algunas de las obras más interesantes. Se realizarán ejercicios que contarán con el feedback de la facilitadora. La idea es que los participantes aprendan los fundamentos del género, así como los recursos para construir buenas atmósferas, personajes y argumentos.

Información general de Literatura oscura: ¿cómo escribir historias de terror?

  • Facilitadora: Aglaia Berlutti.
  • Fecha de inicio: 5 de septiembre.
  • Fecha de finalización: 26 de septiembre.
  • Días: todos los martes comprendidos entre las fechas señaladas.
  • Hora de inicio: 6:00 pm (VEN) / 5:00 pm (COL) / 4:00 pm (MEX) / 7:00 pm (ARG / CHL).
  • La duración de cada clase es de dos horas.
  • Todas las clases serán por Zoom.
  • Inversión: 50$.

Para más información:

Correo:
inscripcionesc.amarillo@gmail.com

Teléfono:
+58 416 822 33 98

Literatura oscura: ¿cómo escribir historias de terror?

En este taller, Aglaia Berlutti profundizará en las claves del terror como género y, particularmente, en la literatura. Hará un repaso por autores clásicos y contemporáneos, prestando especial atención en lo que está sucediendo hoy día en Latinoamérica, donde se están cocinando algunas de las obras más interesantes. Se realizarán ejercicios que contarán con el feedback de la facilitadora. La idea es que los participantes aprendan los fundamentos del género; así como los recursos para construir buenas atmósferas, personajes y argumentos.

Dictado por Aglaia Berlutti

Si deseas inscribirte en Literatura oscura: ¿cómo escribir historias de terror?

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O puedes hacer el pago de una vez a cualquiera de las siguientes cuentas:

La inversión es de 50$, que pueden pagarse por transferencia en bolívares; o en dólares por zelle, paypal, zinli o transferencias bancarias en Panamá; o con euros vía transferencia internacional. En caso de pagar en dos partes, la primera debe cancelarse antes de iniciar el taller y la segunda antes de llegar a la mitad del mismo. Cuentas bancarias:

  • Pago móvil: código: 0102; número de teléfono; 04242421349; número de cédula: 19760825
  • Banco Provincial, cuenta corriente número: 01080010240100181600, a nombre de Blanca Hurtado, cédula de identidad número 19760825.
  • Banco de Venezuela, cuenta corriente número 01020126850000088352, a nombre de Blanca Hurtado. CI 19760825 
  • Cuenta de ahorros Banesco, a nombre de Lizandro Bello, número 0134-0035-10-0352158513. CI: 23652949.
  • Para transferencias entre bancos panameños: cuenta corriente de Mercantil Panamá, número: 639900364, a nombre de Lizandro Bello. CI: V.23652949.
  • Para transferencias internacionales en euros (IMPORTANTE: en caso de escoger esta opción, por favor, sume 6 dólares al monto a transferir): Mercantil Banco, S.A. Código Swift: MPANPAPA Dirección: Torre de Las Américas, Punta Pací­ca, Ciudad de Panamá, República de Panamá. Cuenta número 639900364, a nombre de Lizandro Bello. CI: V.23652949.
  • Paypal (por favor, tener presente la comisión de la plataforma): lizandrosamuel11@gmail.com
  • Zinli: lisbm1993@gmail.com
  • Zelle (a nombre de Edelsyx Cavanaugh): productorac.amarillo@gmail.com

En caso de querer inscribirte, puedes hacer la transferencia de una vez y adjuntar por esta vía el comprobante de pago. En lo que la transacción sea verificada, te enviaremos un correo confirmándote que la inscripción se realizó con éxito.

Ojalá puedas participar.

¡Quedamos atentos!

El despeño

Por María Celina Frías

Por fin, llegó el día, pienso; el más feliz, el más sublime. Sé que será rápido y no tan doloroso. Presiento que lo heredé de mi mamá. Claro, a ella se le presentaban de sorpresa. Lo mío fue planificado. Pero igual, sé que será rápido. Sé que será sublime.

Se abre la puerta de la habitación y entra la enfermera, la misma malencarada que me recibió.

—¿Mi esposo no ha subido todavía? ­­­­–pregunto.

—No, los trámites administrativos demoran, así que no lo espere por ahora.

—Pero imagino que para el momento del parto ya habrá terminado, ¿no? –pregunto y sé que pongo una sonrisa gafa.

La enfermera me ve con fastidio.

—Me imagino –responde secamente–.  Quítese todo: brasier, pantaletas, pantalón, zarcillos, anillos.  Todo.  Y póngase esta bata.

Sigo sus instrucciones.  Su malhumor no logra distraerme de la gran excitación y plenitud que siento.

—Acuéstese en esta camilla y póngase de lado, en posición fetal. Voy a ponerle un enema.

—¿Un enema? ¿Eso es un…? –intento preguntar, pero no encuentro las palabras para hacerlo sin vulgaridad.

—Un lavado anal –la enfermera completa mi frase con las palabras indicadas.  Y con sequedad.

Esta parte del proceso no me la había anunciado el Doctor B cuando conversamos y planificamos el día de hoy. No sé si esto último lo digo o lo pienso.

Sigo las instrucciones de la enfermera.  Me acuesto en posición fetal.

—¿Va a dolerme?

—Puede molestar.

Continúa aquí.

El despeño

por Círculo Amarillo | Ago 9, 2024

Por María Celina Frías

La imagen de portada de El despeño fue producida por Copilot.

Por fin, llegó el día, pienso; el más feliz, el más sublime. Sé que será rápido y no tan doloroso. Presiento que lo heredé de mi mamá. Claro, a ella se le presentaban de sorpresa. Lo mío fue planificado. Pero igual, sé que será rápido. Sé que será sublime.

Se abre la puerta de la habitación y entra la enfermera, la misma malencarada que me recibió.

—¿Mi esposo no ha subido todavía? ­­­­–pregunto.

—No, los trámites administrativos demoran, así que no lo espere por ahora.

—Pero imagino que para el momento del parto ya habrá terminado, ¿no? –pregunto y sé que pongo una sonrisa gafa.

La enfermera me ve con fastidio.

—Me imagino –responde secamente–.  Quítese todo: brasier, pantaletas, pantalón, zarcillos, anillos.  Todo.  Y póngase esta bata.

Sigo sus instrucciones.  Su malhumor no logra distraerme de la gran excitación y plenitud que siento.

—Acuéstese en esta camilla y póngase de lado, en posición fetal. Voy a ponerle un enema.

—¿Un enema? ¿Eso es un…? –intento preguntar, pero no encuentro las palabras para hacerlo sin vulgaridad.

—Un lavado anal –la enfermera completa mi frase con las palabras indicadas.  Y con sequedad.

Esta parte del proceso no me la había anunciado el Doctor B cuando conversamos y planificamos el día de hoy. No sé si esto último lo digo o lo pienso.

Sigo las instrucciones de la enfermera.  Me acuesto en posición fetal.

—¿Va a dolerme?

—Puede molestar.

Menos mal G no ha subido todavía.  Menos mal estamos solo ella y yo para este trámite. Menos mal es mujer y vieja.  Porque, aunque antipática y chocante, que sea mujer y vieja, no sabría decir cómo, le resta incomodidad al evento.

La enfermera da inicio a la desagradable ceremonia. Retira la bata, solo en la parte que se dispone manipular. Me siento exhibida.  Aparece en mi mente el recuerdo de la única corrida de toros a la que he asistido. El grandioso animal, tras la estocada final, cayó frente a nuestros asientos. Lo vi muy de cerca, sangrando, respirando vivamente y, luego, enlenteciendo la marcha de su inhalación y su exhalación, hasta que el movimiento cesó. Lo vi expuesto en el íntimo instante de la muerte.

Compartir lo que es recóndito en nuestra existencia desgarra.

Me siento asaltada, después; invadida y, finalmente, rebosada. Atestada en todos los espacios de mi cuerpo. Ahora no queda espacio, ni siquiera, para la emoción o para la ansiedad y el miedo.  Ahora, todo es atiborramiento.

—Debe pararse y caminar –dice la enfermera, siempre desdeñosa e incompasiva.  Sale de la habitación diciendo que va a estar pendiente.

Empiezo la caminata y me doy cuenta de que estoy contraída.  No determino si deliberadamente o de forma involuntaria. Pero me parece que, si permito la expansión, la dilatación, voy a desbordarme.

De repente, siento movimientos dentro de mí.  En la zona abdominal.  Como un manantial que se balancea y comienza a revolverse, que se agita cada vez más.  Luego, un espasmo y, entonces sí, un dolor tan intenso como veloz.

Y pienso que las contracciones del parto deben parecerse a esto.  Continúo la caminata, en círculos.

Vuelvo a sentir movimientos, pero, esta vez, es un pantano.  Una ciénaga donde se mezcla el agua con lodo, con ramas puntiagudas y afiladas.  Siento que las ramas me embisten y me atraviesan.  Siento cómo la tierra se revuelve con el agua en una marejada y el pantano comienza a convertirse en río.  A buscar su cauce, decidido, aguerrido, voluptuoso, indetenible. Lo encuentra y se desborda, arremete y se lleva todo por delante; y, todo lo que se lleva, se lo lleva con él. Corro.  Tengo que dejarlo fluir, atender el llamado de la naturaleza para experimentar el alivio que conlleva. Siento el derrumbe, el despeño y, entonces, cuando parece que acabará con el terreno, que no quedará rastro de tierra a su paso, cae al vacío, donde puede desplegar toda su potencia a sus anchas, donde nada lo detiene.  Se convierte en cascada y llega al pozo que lo aguarda, sereno pero expectante. El impacto salpica, levanta agua y empapa todo a su alrededor.

Una gota que cae de mi frente, pasando por la sien, hasta el borde más meridional de mi cara, me revela que estoy sudando.  Me siento helada, veo como tiemblo. Tengo escalofríos.

Y, de nuevo, arremete el río. Pero esta vez sigue su cauce, no se desborda, se mantiene dentro de su lecho.  Es solo agua, no hay despeño, no hay derrumbe.  Nuevamente le doy paso hasta dejar que se convierta en cascada.

Y así continúa fluyendo en un caudal cada vez más dócil, menos salvaje.  Dentro de mí, el agua se aquieta y reposa.  Luego, me parece que se evapora, que desaparece.

Siento alivio y ahora tengo la certeza de que pasó cataclismo. Parte de la ocupación cesó.

Quedé inmaculada, pienso. Al menos la vergüenza, la incomodidad que algunas mujeres sufren durante el parto, cuando pujan, cuando no solo sale el niño sino todo lo que se lleva dentro, no la padeceré.  Al menos, pude desalojar la bazofia en privado. La planificación del parto, con fecha y hora determinadas, tiene desventajas, pero también tiene sus ventajas.

Doy gracias a Dios, en voz alta, por los enemas.

La enfermera viene por mí. Me lleva a la habitación donde me inyectan el Pitocin, para inducir las contracciones. Después, me traslada a la sala de parto.

Mi esposo llega.  Nuevamente, doy gracias a Dios porque nos encontramos aquí y no en la habitación del despeño.

Como pensé, soy rápida. Los eventos se suceden uno tras otro con una premura que los médicos no habían anticipado. Veo cómo, apresuradamente, entran a la sala de parto los dos médicos residentes, el Doctor B y su ayudante; el anestesiólogo y su ayudante; la enfermera y dos más de su gremio.

Todos, menos el anestesiólogo y su ayudante, la enfermera y mi esposo, cruzan hasta quedar de frente a mí.  De frente a mis piernas espernancadas. El Doctor B se sienta muy cerca y se pone en posición de combate. Empieza la faena.

—Puja –dice el Doctor B–.  Puja con todas tus fuerzas.  Si pujas con brío de verdad, terminamos rápido. Sólo necesito que pujes con muchísima fuerza.

Me sorprende que lo recalque con tanto énfasis. Creo estoy pujando increíblemente fuerte. Que no es posible imprimir más energía a la tarea. Sin embargo, hago un nuevo intento, y esta vez noto que, aun sabiendo que estoy vacía de desechos, está presente la sensación de que con cada puje lo único que saldrá de mi cuerpo no será mi hija.  Siento aprehensión ante esta posibilidad.  Me quita libertad y vehemencia en la pugna.

—Puja duro, muy duro –insiste el Doctor B–.  Si no pujas más duro, vamos a tener que ayudarte y creo que no quieres que eso pase.

Es verdad, quiero lograrlo sola, como mi mamá.

Me concentro, me enfoco y concentro todas mis fuerzas y energías en el próximo intento.

Entonces, pasa.  Oigo a todos celebrar victoriosos.  Levanto la cabeza, veo cómo sostienen en alto a mi hija, a mi primera hija.

Pero no logro enfocarme en ella porque me llega un olor fétido, repugnante, que invade la sala completa y que todos deben de sentir.

Los ojos del Doctor B y los míos se encuentran.  No creo que los míos expresen felicidad, ni alivio, ni algo de lo sublime que cubre el momento. Creo que muestran terror.

—Doctor –digo con voz difícil– yo… me… –nuevamente no consigo cómo decirlo sin vulgaridad.

—Sí –contesta él, sonriendo con picardía.

Y, entonces, con la confirmación de la deposición, me vienen a la mente pensamientos fugaces sobre los constantes comienzos y finales que se suceden a lo largo de nuestra existencia. Sobre lo que un día concebimos y, otro, desechamos. Sobre lo que creemos desaparecido y, súbitamente, regresa.  Sobre el ciclo de la vida.

Traen a mi hija y la ponen sobre mí, en mi pecho.  Aquí, todo pensamiento desaparece. Ahora hay solo sentimiento, solo emoción. Una nueva sensación que me cuesta poner en palabras.

El despeño fue producida en el taller «Cualquier estilo es bueno, menos el aburrido«, de Lizandro Samuel.

Sin embargo, si tu pasión es la narrativa autobiográfica, si lo que realmente quieres escribir son tus historias más personales, te recomendamos el taller «Perseguir la memoria: cómo escribir ‘tú’ historia».

https://circuloamarillo.com//historias/no-ficcion/el-despeno/?utm_source=substack&utm_medium=email

Feria

¡Atención!

Caracas Social Club está organizando una feria de libros para el 7 y 8 de septiembre. Puedes ver más información en su perfil de Instagram.

Si sueñas con trabajar entre libros

Periodista: Enrique Raúl Vivas Pino

CNP: 15.730

Soy Comunicador Social egresado de la UCSAR Mención Comunicación Organizacional