

Una carta mensual de Lizandro Samuel
Circulo Amarillo and Lizandro Samuel
feb 15
En esta primera carta del año, considero importante volver a presentarme, pues los suscriptores han aumentado considerablemente desde la última vez que nos leímos por aquí. ¡Ya somos casi 1.600!
Mi nombre es Lizandro Samuel, soy escritor. También productor de Círculo Amarillo. Y, al menos una vez al mes (aunque a veces falle, lo siento), envío una carta a través del substack de Círculo Amarillo para reflexionar sobre la industria literaria.
Aquí no hablo de creación literaria propiamente dicha (para eso están mis talleres), sino de la industria. Hoy quiero responder una pregunta que, en las múltiples entrevistas que he dado en las últimas semanas, me han hecho:
¿Por qué los libros de Círculo Amarillo no están en librerías?
Les doy la respuesta corta y luego si quieren se quedan a leer la larga.
Respuesta corta: no nos resulta rentable.
Dicho esto, hagamos un poco de contexto.
Es verdad que, si se revisan las cifras a nivel mundial, es probable que esta sea la época en la que más libros se venden en papel y en digital, en la que más se lee (recordemos que en el siglo XX el analfabetismo aún era común) y en la que más contenido se produce sobre literatura. Sin embargo, si se va de lo macro a lo especifico, la realidad es que cada vez hay menos editoriales rentables y menos escritores lucrando por su trabajo.
Los grandes sellos gozan de buena salud, pues en un mercado que se ha vuelto de nichos ellos tienen la mayor parte del pastel: controlan la distribución; asimismo, tienen capital suficiente para surfear los momentos bajos y para desgastar los obstáculos a punta de talonario.
El detalle está en que de ahí para abajo el panorama es complicado. Tanto para las editoriales independientes como para lo que en España han decidido llamar “microeditoriales”; es decir, sellos que están compuestos por una o dos personas, quienes, además, rara vez se dedican solo a eso.
Sí, sé lo que están pensando: la mayoría de las cosas que en Venezuela conocemos como “editoriales independientes” son, a escala de mercados más grandes, “microeditoriales”.
A esto se suma una realidad que pocos abordan en la industria: los autores y autoras que dominan el mercado son criaturas surgidas de las nuevas tecnologías: youtubers, creadores de redes sociales, etcétera.
Ellos son el rostro de un hecho del mundo literario y editorial contemporáneo: los creadores autogestionados son los más exitosos, por lo general.
Estamos hablando de gente que cosechó un fandom significativo y que después decidió editar un libro bajo sus propios términos, bien sea por su cuenta o con una editorial grande, pero teniendo ellos contacto con la audiencia.
Esto les garantiza rentabilidad. A ellos como creadores y, si es el caso, a las editoriales que deciden apostar con ellos. O, la verdad sea dicha, a las editorial a las que ellos aceptan. Pues, con los números que manejan, se permiten elegir dónde, cuándo y cómo publicar.
¿Cómo funciona la cadena del libro?
Las librerías se quedan con el 40% de la venta de cada libro, el autor se queda con alrededor de un 10%, y las editoriales y distribuidoras se reparten el otro 50%. Esto tiene un porqué y, visto con números de inversión sobre la mesa, cobra sentido.
El problema está en que para que esa distribución resulte rentable para todas las partes las ventas deben ser a gran escala. Por lo menos, por encima de 2.000 ejemplares. Además, deben ocurrir en un lapso relativamente breve: menos de un año.
Y eso pasa en menos del 10% de los casos.
Las distribuidoras están lejos de ver peligrar su negocio: ellas son las que reparten los libros por el mundo. O sea, tienen mayor poder de negociación. Recuerden que, como les expliqué en una carta anterior, quien controla la distribución es quien domina el juego en el mundo del arte y del entretenimiento.
Las librarías (muchas de las cuales han cerrado) y las editoriales (ídem) suelen estar comandadas por gente a la que le importa la rentabilidad. Así que muchas encuentran la manera de salir a flote. Bien sea ampliando sus servicios, o bien sea con prácticas de las que no siempre son conscientes los escritores.
Por ejemplo, hay editoriales que reciben financiamiento público o/y privado. Ese dinero, que muchas veces lleva como único condicionante que publiquen libros, les permite existir; pero les quita la presión de tener que vender. Por ende, invierten menos energía/tiempo/dinero en la promoción.
Otras editoriales son conscientes de que todos los autores, entre sus amigos y familiares, van a lograr vender más o menos unos 100 ejemplares. Entonces, apuestan por la sobreproducción: si publican 5 libros al mes y entre todos suman más de 500 ejemplares vendidos, ellas alcanzan un punto de equilibro con esas microventas, así que tampoco se dedican a salir a promocionar o vender.
Hay algunas que, siguiendo esa matemática pero con un poco más de fe, miran su negocio como comprar muchos tickets de lotería: publican 100 libros de 100 personas distintas al año, con la expectativa de que, por pura probabilidad y apoyándose en una selección con ciertos criterios, al menos uno de esos 100 libros va a ser bestseller. Y ese es el que va a equilibrar todas las cuentas. Los otros 99 “no importan”, o, al menos, importan menos.
Una estafa común
A esto hay que sumar una “estafa” relativamente común, de la cual les sugiero cuidarse.
Me refiero a esas editoriales que te aceptan un manuscrito, lo revisan, dicen que lo van a publicar, dejan pasar un año, te dicen que, ay, Dios mío, qué pena, nos quedamos sin dinero y te piden, entonces, que los apoyes pagando la impresión.
Si el autor o autora accede, en efecto se imprime el libro. Pero también la editorial cerró su negocio: que los textos se vendan será problema del autor o autora. Quien ahora, de paso, tiene un déficit financiero producto de haber pagado su propia impresión.
Ojo, hay servicios de publicación muy serios que de entrada te dicen que te van a corregir el libro, te lo van a diagramar, lo van imprimir y te lo van a dar. Eso tiene un costo. Esa transparencia es importante. Ya es cosa de cada quien saber si lo acepta o no.
En mi opinión, si a ustedes lo que les interesa es hacer carrera como escritores, contratar un servicio de publicación es lo peor que pueden hacer. Es preferible que autopubliquen y contraten ustedes a alguien que les haga la diagramación y corrección.
En todo caso, antes de proponerse publicar un libro, más allá de la calidad de su obra, deben ocuparse de tener alguna de estas cosas:
- Lectores/seguidores.
- Prestigio (ganado en concursos o avales por el estilo).
- Fama.
- Control sobre una cadena de distribución fuerte (supongamos que son dueños de una cadena de restaurantes con 50 locales regados por el mundo; bueno, en ellos pueden poner en venta sus libros).
Si no tienen al menos una de esas tres cosas (además, insisto, de ser capaces de escribir con calidad), publicar un libro puede ser el cumplimiento de una meta personal, la realización de un sueño, no obstante difícilmente vaya a ser un negocio o los vaya a ayudar a ser considerados escritores.
¿Y entonces?
En Círculo Amarillo hemos tenido presente siempre la importancia de tener contacto directo con ustedes. Nada es tan poderoso como poder comunicarse directamente con las personas a las que les podría interesar tu producto.
Claro, las grandes editoriales y distribuidoras tienen medios económicos para hacerse presente en la cotidianidad de su público objetivo. Pueden desde invertir miles de dólares en Ads hasta poner vallas en las autopistas; además de contratar a los mejores especialistas en marketing, diseño y big data.
Nosotros hemos emprendido un camino más artesanal, pues no contamos con ese músculo financiero. Con diversas tácticas, hemos construido una base de datos de cientos de personas con las que mantenemos conversación continua. Eso nos soluciona lo que, en teoría, deberían ofrecer las librerías y las distribuidoras. Y ese proceso de diálogo y de construcción de base de datos continúa.
No estamos en librerías por eso. Porque queremos ofrecerle 25% de regalías a nuestros autores y queremos tener contacto directo con todas las personas que se interesan en Círculo Amarillo y en los talleres y en los libros que publicamos. Sin intermediarios. Para, así. poder publicar las cosas que ustedes quieren leer, ofrecérselas a un precio real (recuerden que de ese dinero depende que el autor o autora vuelva a escribir un siguiente libro) pero con diversas opciones de pago adecuadas a sus bolsillos. Y al mismo tiempo lograr que los autores y autoras se sientan apoyados: con el dinero que produce su obra, pero también con una promoción que signifique un capital simbólico que les permita escalar en su carrera.
Por eso los libros de Círculo Amarillo solo los pueden comprar en Amazon (versión Kindle, papel y tapa dura); y en Venezuela y Argentina, a través de este link. Además, claro, de en los eventos que organicemos.
Mi opinión
Ahorita que nadie nos escucha, voy a darles mi más sincera opinión como escritor venezolano, que ha sumado premios, al que han incluido en antologías y que tiene la fortuna de publicar en las más prestigiosas/leídas revistas literarias de Hispanoamérica:
- Pagar por publicar no es el negocio de un escritor.
- Ceder el 90% de las ganancias de sus libros tiene sentido siempre y cuando cada parte de la cadena sea tan ambiciosa como ustedes. Es decir, si una editorial grande les ofrece un contrato de publicación tradicional, pero va a imprimir 3.000 ejemplares, que van a estar presentes en 50 librerías y, además, les garantizan entrevistas en medios y eventos promocionales, ¡adelante! Salvo que ustedes tengan el músculo para hacer algo similar, de entrada parece una muy buena oferta.
- Ahora bien, si una editorial les ofrece un contrato tradicional, pero van a imprimir 100 ejemplares y su libro va a estar en 2 librerías, quizá es mejor que autopubliquen.
- Si has llegado hasta aquí, probablemente sea porque escribir -más allá de si es un sueño, una pasión, o algo que te gusta mucho hacer- es para ti un trabajo. Y todo trabajo es en sí mismo un negocio. Hay que asumirlo como tal.
- Lo primero es ocuparte de ser muy bueno escribiendo, de tener un desarrollo artístico, de encontrar tu voz. Todas esas cosas de las que hablo en mis talleres y que están en los muchos decálogos de escritores.
- Lo segundo es ocuparte de ser famoso/reconocido/prestigioso/rentable o al menos de captar la atención de un posible público lector/inversor/distribuidor/difusor. El punto es que si solo te enfocaste en escribir de la mejor manera posible, probablemente vayas a escribir unos libros espectaculares que nadie va a saber que existen. Ojo, no es solo que no los vayan a leer (pues hay gente que compra libros y no los lee; muchos, la verdad), sino que ni siquiera van a saber que existen: nadie se va a enterar.
Novedades
Por estos días me han hecho muchas entrevistas, les dejo algunas por aquí:
- Lizandro Samuel: “La literatura de no ficción está dominando en lo que va de siglo XXI”.
- Libros de Círculo Amarillo Producciones.
- Cuando nace una editorial. Acompáñennos a ver los nuevos pasos de Círculo Amarillo.
- Publicar tu libro en Venezuela. El modelo de Círculo Amarillo ft Lizandro Samuel.
- Círculo Amarillo: una nueva voz para la narrativa de Venezuela y el mundo.
- Lizandro Samuel y los coyotes que sí lo lograron.
También les cuento que se abrió una nueva edición de mi taller Hacer literatura con hechos reales. Esta edición especial, aparte de las clases teórico-práctica y de la corrección de sus ejercicios, incluye un ejemplar en papel de El triunfo de los coyotes. Todo por 50$.
Esta oferta es tan asquerosamente buena, que estoy apunto de abrir un sindicato contra Círculo Amarillo.
Ya estoy recogiendo firmas. Mientras tanto, aprovechen la oportunidad. Pueden inscribirse a través de este link.
¡Nos vemos por ahí!
Periodista: Enrique Raúl Vivas Pino
CNP: 15.730