No es solo un homenaje, sino una reinvención que nos transporta a un universo visual y sonoro intensamente expresionista.
El terror renace como las secoyas rojas en un baile de luz y sombra
Publicado por Daniel Marín
“No es solo un homenaje, sino una reinvención que nos transporta a un universo visual y sonoro intensamente expresionista”
¿Han experimentado esa sensación de asombro y belleza al ingresar dentro de una obra arquitectónica o al sumergirse en las pinceladas de una pintura?
La expresión artística es una de esas tantas iniciativas humanas que conjugan un sinfín de sentimientos y sensaciones, permitiéndonos transitar desde lo que el autor quiere expresar hasta lo que nosotros podamos sentir.
En esta misma línea de ideas al disfrutar de una obra cinematográfica se puede entender y comprender la facilidad con el que la mezcla audiovisual puede generar emocionalidad en cada uno de los espectadores.
Ahora bien, cualquiera puede asustar, pero sublimar la oscuridad y retratar el miedo, es una de las cosas más difíciles de conseguir. Este es el caso del nuevo remake de Nosferatu, dirigida por Robert Eggers (El Faro, 2019), producida por Chris Columbus (responsable de éxitos como Mi pobre angelito y las primeras dos entregas de Harry Potter) y Eleanor Columbus, y coproducida por Maiden Voyage Pictures, Studio 8 y Birch Hill Road Entertainment.
La cinta encaja perfectamente en la filmografía del realizador. Al igual que en The Witch (2015) y The Lighthouse (2019), Eggers nos sumerge en mundos oscuros y claustrofóbicos, donde la locura acecha en cada esquina.
El expresionismo alemán, reconfigurado
El expresionismo alemán, como movimiento artístico, buscaba expresar las emociones y la subjetividad del artista, deformando la realidad para transmitir sentimientos intensos.
Con solo una pequeña mirada a algunas escenas puedes fijarte en cómo los escenarios en Nosferatu parecen salidos de una pesadilla. Las líneas angulosas, las sombras alargadas y las perspectivas distorsionadas son algunas características típicas de este movimiento.
La película del 2024 está inspirada en la obra de uno de los maestros del expresionismo cinematográfico alemán Friedrich Wilhelm Murnau, quien en 1922, en plena era del cine mudo, trajo a la vida una de las primeras películas de este género de terror gótico, Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, basada en la afamada novela del escritor inglés Brand Stoker, Drácula.
Eggers nos sumerge una vez más en las profundidades del terror gótico con su reimaginación de esta película referencial. La nueva versión del clásico de Murnau no es solo un homenaje, sino una reinvención que nos transporta a un universo visual y sonoro intensamente expresionista. Al igual que en su antecesora, cuenta la historia de obsesión entre una joven, Ellen Hutter (Lily-Rose Depp) y su esposo, Thomas Hutter (Nicholas Hoult), y el vampiro que la acecha, el Conde Orlok (Bill Skarsgård).
La influencia del expresionismo alemán es palpable en cada fotograma. Eggers utiliza la luz y la sombra de manera magistral para crear atmósferas opresivas y distorsionadas, reflejando la turbia psique de los personajes. Los escenarios, meticulosamente diseñados, son laberintos de pesadilla que amplifican la sensación de claustrofobia y desasosiego. Los rostros de los personajes, deformados por la angustia, se convierten en máscaras que ocultan sus verdaderas emociones.
Un lienzo de pesadilla
¿Te has fijado en cómo la luz y la sombra parecen tener vida propia? Si disfrutas de fotografías dramáticas como la de Paulo Nozorino y además de ese estilo arriesgado de Lee Friedlander para contarte en solo un fotograma toda una historia, está será una película que disfrutarás al máximo.
En Nosferatu la cinematografía es un personaje en sí misma. Los planos angulares, las sombras alargadas y las perspectivas distorsionadas crean una sensación de desequilibrio constante. La cámara se convierte en un testigo obsesivo, explorando cada rincón oscuro del castillo de Orlok y las mentes atormentadas de los protagonistas. La elección de los colores, predominantemente oscuros y fríos, acentúa la atmósfera lúgubre y opresiva.
Una de las particularidades que posee esta obra cinematográfica son los movimientos de cámara. Podemos disfrutar lo cuidadoso del director de fotografía Jarin Blaschke al elegir movimientos circulares alrededor de los personajes en lugar de los habituales planos y contraplanos en los momentos de diálogo. Dicho efecto da al espectador la sensación de vértigo y levitación incrementando así la inestabilidad que viven los personajes.
Dicha ejecución que llamaremos “no convencional” en este tipo de secuencias incrementan los momentos de tensión dramática permitiendo al espectador convertirse en una especie de fantasma que transita dentro de esta historia.
De igual manera, los planos cerrados y detalles, sobre todo en los instantes de body horror, son llevados de una manera casi poética demostrando que se puede hacer este tipo de componentes narrativos de manera impecable, sin exageraciones ni estereotipos.
Este director tiene una habilidad única para crear atmósferas densas y opresivas, extrayendo el máximo partido de cada plano. Es como si nos invitara a mirar dentro de las almas de los personajes, a través de sus primeros planos.
Susurros en la Oscuridad
La banda sonora a cargo del compositor de cine y productor musical británico-irlandés Robin Carolan (quien debutó en 2022 con la películaThe Northman junto a Eggers), nos presenta un trabajo intencionalmente alejado a la clásica música de terror. La película presenta desde el inicio una mezcla enfocada para capturar los elementos melancólicos y trágicos de la historia.
De ese modo, bajo la supervisión de Eggers, en cada uno de los detalles, toda la música es el personaje invisible, y ese narrador omnisciente que susurra a nuestro oído.
Los instrumentos de cuerda rasguñan melodías melancólicas, mientras que los bajos profundos retumban en nuestro interior ¿Te has dado cuenta de cómo la música se puede intensificar justo antes de que suceda algo terrible? Pues, aquí es así.
Básicamente es como si el compositor pudiera leer nuestros pensamientos y anticipara nuestros miedos. La música no solo acompaña la acción, sino que la potencia, creando una experiencia sensorial completa.
Evolución de un Mito
Si comparamos a Nosferatu de 1922 con la versión de Eggers, encontramos diferencias fascinantes. El vampiro de Murnau era una criatura más bien grotesca, casi animal. En cambio, Eggers nos presenta a un Nosferatu más complejo y enigmático.
Lo que hace preguntarme ¿Parece haber algo casi humano en la mirada de este vampiro? Es como si detrás de esa apariencia monstruosa se escondiera un alma atormentada. Esta nueva versión explora la psicología del vampiro, profundizando en su soledad y su sed de sangre.
Esto se debe al gran trabajo actoral de Bill Skarsgård (Pennywise en It), quien hizo una transformación más allá del maquillaje. Mediante sus redes sociales, él intérprete expresó que realizó un exigente trabajo corporal para este personaje en particular, como perder peso y bajar su tono de voz en una octava gracias al trabajo con un profesor vocal de música lírica. El resultado ese traduce en un Conde Orlok con ese tono profundo y casi de ultratumba.
Otro personaje que vale destacar es la protagonista Ellen, interpretada por Lily-Rose Depp (hija del reconocido actor Jhonny Deep y la actriz, cantante y modelo francesa Vanessa Paradis), quien nos entrega a un personaje sumamente complejo, cargado de matices, dónde logra mostrarnos la complejidad de la angustia psicológica y física, la melancolía, depresión y sus desmanes, así como el amor, sacrificio y redención.
En general, el ensamble actoral logra transmitir una amplia gama de emociones, desde el terror y la desesperación hasta la fascinación y la obsesión.
Otro punto importante de la película es el complemento de los diferentes idiomas, acentos y expresiones propias de la época, aportando una capa más de autenticidad y realismo.
En resumen
Nosferatu (2024) es una adaptación fiel al espíritu de la novela de Stoker, pero con una sensibilidad moderna. Eggers ha logrado encontrar un equilibrio entre la fuente original y los elementos nuevos que revitalizan la historia. Los diálogos son concisos y efectivos, y la trama se desarrolla de manera lenta y constante, creando una sensación de creciente tensión.
Con la reinterpretación de este clásico del cine mundial, referente del género de terror, gótico y del body horror, trayendo de nuevo la esencia y evolución del expresionismo alemán a la actualidad, este joven director estadounidense nos deja entrever lo que podemos esperar de sus próximos trabajos.
Debes estar consciente que si vas al cine no apreciarás una simple película de género, sino una obra de arte que está realizada para que la disfrutes en todos los sentidos.
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ANÁLISIS FÍLMICO:
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Magia del Cine
Periodista: Enrique Raúl Vivas Pino
CNP: 15.730