


Cada 11 de febrero la Iglesia celebra a Nuestra Señora de Lourdes, advocación mariana cuyo origen se remonta a las apariciones de la Madre de Dios a Santa Bernardita en 1858, en Francia.
Los encuentros de Bernardette (Santa Bernardita) con la Virgen María se produjeron en la gruta de Massabielle, a orillas del río Gave de Pau, en las afueras de Lourdes, un pueblo ubicado en las estribaciones de los Pirineos.
En una de esas apariciones la Madre de Dios le comunicó a Bernardita que el camino que el Señor tenía reservado para ella sería difícil, lleno de cruces, pero que a cambio de su fidelidad alcanzaría la gloria del cielo. Y es que el corazón de quienes aman de veras muchas veces requiere ser purificado mediante el dolor o la enfermedad. “No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo”, le dijo María a Bernardita.
«A Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas»
Las palabras de la Virgen a Santa Bernardita recuerdan un aspecto fundamental de toda existencia humana: su fragilidad. Pero, justamente, al mismo tiempo, van confirmando una promesa: la Madre de Dios estará siempre al lado de sus hijos, acompañando, asistiendo; de la misma manera como estuvo al lado de su Hijo en la hora del dolor. Con ellas, Nuestra Señora de Lourdes le dice a cada uno de sus devotos que jamás estará solo, menos aún en la enfermedad.
Nuestra Señora ha de recordarnos siempre que debemos confiar en las promesas de Cristo, y que solo en Él encontraremos alivio verdadero, mientras creceremos en paciencia, esperanza y amor.
Inicio de las apariciones
La Virgen Santísima se apareció repetidas veces a Maria-Bernarda Soubirous, Santa Bernardita (Lourdes, 7 de enero de 1844 – Nevers, 16 de abril de 1879), una humilde niña francesa de 14 años. En total fueron testimoniadas 18 apariciones, entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858.
Era el 11 de febrero de 1858 cuando Bernardita, su hermana y otra niña iban al campo a buscar leña seca. Para llegar al lugar adecuado, cerca de una gruta, tenían que cruzar un arroyo. Bernardita se demoró un poco en hacerlo porque temía al agua fría. Mientras se sacaba los zapatos escuchó de pronto un ruido fuerte proveniente de la gruta cercana.
Entonces, se acercó a ver lo que sucedía y cuando estuvo frente a la gruta vio la figura de una mujer envuelta en una luz resplandeciente que iluminaba la roca. La mujer estaba vestida con un traje blanco, una cinta azul en la cintura, un largo velo y dos rosas doradas sobre los pies; era la Virgen María. En sus bellas manos portaba un largo rosario blanco y dorado.
Bernardita, sobrecogida por lo que veía, se puso a rezar el Santo Rosario. Unos instantes después, un poco más calmada, se percató de que la Mujer de blanco la estaba acompañando en la oración. Luego la “Señora”, como la llamó en ese momento, desapareció.
Orando con la Madre por los pecadores
Unos días después, el domingo 14, Bernardita volvió a la gruta de la aparición y empezó a rezar el Rosario. De pronto, la hermosa señora aparece de nuevo. La niña, en un arranque de valor e inocencia, le arroja un poco del agua bendita que llevaba en una botellita, para asegurarse de que lo que estaba viendo no provenía del Maligno. La Señora la mira y sonríe, luego hace la señal de la Cruz con el Rosario y la invita a rezarlo juntas.
El jueves 18 ambas se vuelven a encontrar. La Mujer le pide a Bernardita que vuelva por los siguientes quince días a la gruta. La niña le promete que lo hará sin dudar y la Mujer le responde con otra promesa: el cielo. Bernardita será dichosa en la vida futura.
Mientras tanto, en el pueblo, los rumores de las apariciones se empiezan a esparcir. El 19 de febrero, Bernardita regresa al lugar con una vela encendida, bendecida previamente -de allí la costumbre de ir con velas y encenderlas frente a la gruta de Lourdes-. Al día siguiente, la Señora le enseña a Bernardita una oración, que la niña grabará en su memoria y corazón para siempre. Un día después, el domingo 21 de febrero, la niña se percata de que su Señora estaba triste y le pregunta por qué está así. ‘Nuestra Señora’ le contesta: “Rogad por los pecadores”.
Soledad e incomprensión
Para entonces, los rumores sobre lo que sucedía a Bernarda llegaron a oídos de las autoridades, las que temiendo que se produjeran alborotos o disturbios amenazaron a la niña con llevarla a la cárcel si seguía hablando sobre las apariciones de la Señora. Por otro lado, Bernardita, sin querer, se había convertido en blanco de burlas e insultos por parte de quienes la consideraban una desquiciada o “muy poca cosa” para ser testigo de semejante portento. Los rumores sugerían que la Señora de las apariciones era la Virgen Santísima.
El día 22 la Mujer no apareció. No obstante, la niña no perdía la esperanza de volverla a ver. Para el 23, alrededor de diez mil personas acudieron a la gruta para presenciar el prodigio del que tanto se hablaba.
La Mujer se apareció de nuevo a Bernardita y le pidió que comunicara a las autoridades eclesiásticas su deseo de que se eleve un santuario en el lugar, a donde los peregrinos y penitentes pudiesen acudir a rezar y buscar el perdón de Dios. Bernardita le confía esto a un sacerdote amigo, quien le pide que pregunte a la Señora cuál era su nombre, y que dé un signo que confirme quién era. A la mañana siguiente un rosal blanco apareció entre las piedras de la gruta; y todos los que iban llegando quedaron maravillados.
¡Penitencia!
El día 24 la pequeña Bernarda le cuenta todo lo sucedido a la Señora, quien le volvió a sonreír. Luego, Ella le pide a Bernardita otra vez que ruegue por los pecadores a la voz de: “¡Penitencia, penitencia, penitencia!… ¡Rogad a Dios por los pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!”. Bernardita hizo cuanto le acababa de pedir la Virgen e invitó a la gente que estaba cerca, en ese momento, a que se una en oración.
El 25 de febrero, Bernardita, por indicación de la Madre de Dios, escarbó el fondo de la gruta y empezó a brotar agua. Acto seguido, la Señora le ordena beber, lavarse los pies en la fuente que se había formado, y comer un poco de hierba.
Confianza en medio de la enfermedad
El día 26 de febrero se produce la primera curación. Un obrero de apellido Bourriete, quien había perdido la visión del ojo izquierdo, ora y se frota el ojo dañado con el agua de la fuente. De pronto, el hombre empezó a gritar de júbilo al darse cuenta de que había recuperado la vista. El 27 la Virgen no aparece. Aún así, Bernardita permanece frente a la gruta rezando por los pecadores y bebe del agua del manantial.
El 28 de febrero Bernardita vuelve a la gruta, pero es llevada a la fuerza a la casa del juez. Se le imputa haber alterado el orden público y es amenazada con la prisión. Por la noche, se produce otro milagro: una mujer de nombre Catalina Latapie moja con el agua de la fuente el brazo que tenía dislocado y, milagrosamente, el miembro recupera su flexibilidad.
El martes 2 de marzo, Bernardita va de nuevo donde el párroco a recordarle el pedido de la Virgen. El 3 de marzo la pequeña vuelve a ver a la Señora y le pregunta su nombre. La Mujer solo sonríe. Ese mismo día, una madre lleva en brazos a su hijo enfermo, quien se debatía entre la vida y la muerte. Luego lo introduce en las frías aguas de la fuente y tras unas horas el niño empieza a respirar mejor y se le ve repuesto. Un grupo de médicos certificaría más tarde que no había explicación para dicha curación. Posteriormente, este hecho sería catalogado como milagro de primer orden.
Hacer silencio para escuchar la voz de Dios
El 4 de marzo, al finalizar los quince días, la Señora se presenta de nuevo pero permanece en silencio. Poco después de dos semanas, el 25 de marzo, la Mujer vestida de blanco volvió a aparecerse a Bernardita. Entonces, frente a la niña, levantó los ojos al cielo, juntó las manos en actitud orante y dijo: “Soy la Inmaculada Concepción”.
Era la primera vez que la Señora hablaba de sí misma de esa manera. En cuanto pudo, Bernardita le contó lo sucedido al párroco, quien quedó conmocionado ante tamaña revelación: cuatro años antes se había proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción (1854) y con toda seguridad nadie entre la gente se había enterado.
Meses más tarde, el 16 de julio, se produjo la última aparición. Bernardita sintió que la Madre de Dios, la Inmaculada Concepción, la llamaba y acudió a su encuentro. Al llegar a la gruta vio que había sido colocada una valla alrededor y que no se podía pasar. Un segundo después, estando todavía frente a la gruta, pudo ver a la Madre de Dios. “Me pareció que estaba delante de la gruta, a la misma distancia que las otras veces, no veía más que a la Virgen. ¡Jamás la había visto tan bella!”, dijo posteriormente la santa. Esa fue la última vez que Madre e hija se encontraron en aquel lugar.
A los pies de la Inmaculada
Muchos consideran que la aparición de Nuestra Señora de Lourdes es un agradecimiento del cielo por el dogma de la Inmaculada Concepción y una exaltación de las virtudes de la pobreza y la humildad, encarnadas en la pequeña Bernardita. Definitivamente hay mucho de eso.
Asimismo vale recordar que el mensaje de Lourdes es un llamado a aceptar la Cruz -puerta de vida eterna- en cada una de nuestras vidas. Las apariciones de la Virgen de Lourdes son una invitación amorosa a la oración, especialmente del Santo Rosario, así como a la penitencia; a realizar obras de misericordia y ayudar a los pecadores y enfermos.
Historia
El 11 de febrero de 1858, en la villa francesa de Lourdes, a orilla del río Gave, Nuestra Madre, Santa María manifestó de manera directa y cercana su profundo amor hacia nosotros, apareciéndose ante una niña de 14 años, llamada Bernadette (Bernardita) Soubirous.
La historia de la aparición empieza cuando Bernardita, quien nació el 7 de enero de 1844, salió, junto a dos amigas, en búsqueda de leña en la Roca de Masabielle. Para ello, tenía que atravesar un pequeño río, pero como Bernardita sufría de asma, no podía meter los pies en agua fría, y las aguas de aquel riachuelo estaban muy heladas. Por eso ella se quedó a un lado del río, mientras las dos compañeras iban a buscar la leña.
Fue en ese momento, que Bernardita experimenta el encuentro con Nuestra Madre, experiencia que sellaría toda su vida, “sentí como un fuerte viento que me obligó a levantar la cabeza. Volví a mirar y vi que las ramas de espinas que rodeaban la gruta de la roca de Masabielle se estaban moviendo. En ese momento apareció en la gruta una bellísima Señora, tan hermosa, que cuando se le ha visto una vez, uno querría morirse con tal de lograr volverla a ver”.
“Ella venía toda vestida de blanco, con un cinturón azul, un rosario entre sus dedos y una rosa dorada en cada pie. Me saludó inclinando la cabeza. Yo, creyendo que estaba soñando, me restregué los ojos; pero levantando la vista vi de nuevo a la hermosa Señora que me sonreía y me hacía señas de que me acercara. Pero yo no me atrevía. No es que tuviera miedo, porque cuando uno tiene miedo huye, y yo me hubiera quedado allí mirándola toda la vida. Entonces se me ocurrió rezar y saqué el rosario. Me arrodillé. Vi que la Señora se santiguaba al mismo tiempo que yo lo hacía. Mientras iba pasando las cuentas de la camándula Ella escuchaba las Avemarías sin decir nada, pero pasando también por sus manos las cuentas del rosario. Y cuando yo decía el Gloria al Padre, Ella lo decía también, inclinando un poco la cabeza. Terminando el rosario, me sonrió otra vez y retrocediendo hacia las sombras de la gruta, desapareció”.
A los pocos días, la Virgen vuelve a aparecer ante Bernardita en la misma gruta. Sin embargo, al enterarse su madre se disgustó mucho creyendo que su hija estaba inventando cuentos -aunque la verdad es que Bernardita no decía mentiras-, al mismo tiempo algunos pensaban que se trataba de un alma del purgatorio, y a Bernardita le fue prohibido volver a la roca y a la gruta de Masabielle.
A pesar de la prohibición, muchos amigos de Bernardita le pedía que vuelva a la gruta; ante ello, su mamá le dijo que consultara con su padre. El señor Soubiruos, después de pensar y dudar, le permitió volver el 18 de febrero.
Esta vez, Bernardita fue acompañada por varias personas, que con rosarios y agua bendita esperaban aclarar y confirmar lo narrado. Al llegar todos los presentes comenzaron a rezar el rosario; es en ese momento que Nuestra Madre se aparece por tercera vez. Bernardita narra así esta aparición: “Cuando estábamos rezando el tercer misterio, la misma Señora vestida de blanco se hizo presente como la vez anterior. Yo exclamé: ‘Ahí está’. Pero los demás no la veían. Entonces una vecina me acercó el agua bendita y yo lancé unas gotas de dicha agua hacia la visión. La Señora se sonrió e hizo la señal de la cruz. Yo le dije: ‘Si vienes de parte de Dios, acércate’. Ella dio un paso hacia delante”.
Luego, la Virgen le dijo a Bernadette: “Ven aquí durante quince días seguidos”. La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó “Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro”.
Luego de este intenso momento que cubrió a todos los presentes, la noticia de las apariciones se corrió por toda el pueblo, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, aunque otros se burlaban.
Entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858 hubo 18 apariciones. Éstas se caracterizaron por la sobriedad de las palabras de la Virgen, y por la aparición de una fuente de agua que brotó inesperadamente junto al lugar de las apariciones y que desde entonces es un lugar de referencia de innumerables milagros constatados por hombres de ciencia.
Apariciones
En la cuarta aparición, el domingo 21 de febrero, la Santísima Virgen lanzando una mirada de tristeza hacia la multitud, dijo a la niña vidente: “Es necesario rezar por los pecadores”.
Luego, el 25 de febrero, la Santa Madre le dijo: “Vete a tomar agua de la fuente”, la niña creyó que le pedía que vaya a tomar agua del río Gave, pero la Madre le señaló que escarbara en el suelo. Bernardita empezó a escarbar y la tierra se abrió y comenzó a brotar agua. Desde entonces aquel manantial ha manado agua sin cesar, un agua prodigiosa donde se han conseguido milagrosas curaciones de miles y miles de enfermos. Este manantial produce cien mil litros de agua al día continuamente desde aquella fecha hasta hoy.
Al día siguiente, la Virgen María subrayó: “Es necesario hacer penitencia”, entonces Bernardita al momento empezó a realizar algunos actos de penitencia. Asimismo, la Virgen le dijo: “Rogarás por los pecadores…Besarás la tierra por la conversión de los pecadores”. Como la Visión retrocedía, Bernardita la seguía de rodillas besando la tierra.
Más adelante, el 2 de marzo la Virgen le dice a Bernardita que les diga a los sacerdotes que Ella desea que construyan allí un templo y que vayan en procesión.
El 25 de marzo, al verla más amable que nunca, Bernardita le pregunta varias veces: Señora, ¿quiere decirme su nombre? La Virgen sonríe y al fin, ante la continua insistencia de la niña, eleva sus manos y sus ojos hacia el cielo y exclama: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.
En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos.
Finalmente, el 6 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen, Nuestra Señora se apareció más hermosa y más sonriente que nunca he inclinado la cabeza en señal de despedida, desapareció. Ya nunca más la volvió a ver Bernardita en esta tierra. Hasta esa fecha la Virgen se apareció a Bernardita 18 veces, desde el 11 de febrero.
En 1876, se edificó allí la actual Basílica, uno de los lugares de peregrinación del mundo Católico. Bernadette fue canonizada por el Papa Pío XI el 8 de diciembre de 1933.
De esta manera, Lourdes se convirtió en uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas.
La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero.
El Mensaje de la Virgen
El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, puede resumirse en los siguientes puntos:
1.- Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes por Pio IX (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.
2.- Derramó innumerables gracias de sanaciones físicas y espirituales, para que nos convirtamos a Cristo en su Iglesia.
3.- Es una exaltación a la virtud de la pobreza y humildad, aceptadas cristianamente al escoger a Bernadette como instrumento de su mensaje.
4.- Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz. “Yo también te prometo hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro”.
5.- En todas la apariciones vino con su Rosario: La importancia de rezarlo.
6.- Importancia de la oración, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos.
7.- Importancia de la conversión y la confianza en Dios.
Los primeros milagros
26 de febrero
El agua milagrosa obró el primer milagro. El buen párroco de Lourdes había pedido una señal, y en vez de la muy pequeña que había pedido, la Virgen acababa de darle una muy grande, y no solo a él, sino a toda la población.
Había en Lourdes un pobre obrero de las canteras, llamado Bourriette, quien veinte años antes había tenido el ojo izquierdo severamente lastimado por la explosión de una mina. Era un hombre muy honrado y muy cristiano, quien mandó a la hija a buscarle agua a la nueva fuente y se puso a orar, aunque estaba un poco sucia, se froto el ojo con ella. Comenzó a gritar de alegría. Las tinieblas habían desaparecido, no le quedaba más que una ligera nubecilla, que fue desapareciendo al seguir lavándose.
Los médicos habían dicho que el jamás se curaría. Al examinarlo de nuevo no quedó más remedio que llamarle a lo sucedido por su nombre: milagro. Y lo más grande era que el milagro había dejado las cicatrices y las lesiones profundas de la herida, pero había devuelto aun así la vista.
Muchos milagros siguen sucediendo en Lourdes por lo que en el santuario hay siempre una multitud de enfermos.
4 de marzo
Siguiendo su costumbre, Bernardita, antes de dirigirse a la gruta, asistió a la Santa Misa. Al final de la aparición, tuvo una gran tristeza, la tristeza de la separación. ¿Volvería a ver a la Virgen?
La Virgen siempre generosa, no quiso que terminara el día sin una manifestación de su bondad: un gran milagro, un milagro maternal.
Un niño de dos años estaba ya agonizando, se llamaba Justino. Desde que nació tuvo una fiebre que iba poco a poco desmoronando su vida. Sus padres, ese día, lo creían muerto. La Madre en su desesperación lo tomó y lo llevó a la fuente. El niño no daba señales de vida. La madre lo metió 15 minutos en el agua que estaba muy fría. Al llegar a la casa, notó que se oía con normalidad la respiración del niño.
Al día siguiente, Justino se despertó con tez fresca y viva, sus ojos llenos de vida, pidiendo comida y sus piernas fortalecidas.
Este hecho conmocionó a toda la comarca y pronto a toda Francia y Europa; tres médicos de gran fama certificaron el milagro, llamándolo de primer orden.
Los signos de Lourdes
El Agua
El jueves 25 de febrero, la Señora dijo a Bernardita: “Vete a beber y a lavarte en la fuente”. Aquero (“Aquello”) me dijo que fuera a beber y a lavarme en la fuente. Al no ver nada, yo iba a beber en el Gave, pero ella me señaló con el dedo que fuera a la roca. Fui y encontré un poco de agua cenagosa tan escasa que apenas pude recoger en el cuenco de la mano. Yo la escupí por tres veces por lo sucia que estaba. A la cuarta vez ya pude beber
El Evangelio nos narra la escena siguiente: Jesús, cansado del camino, se sentó al lado de un pozo. Una mujer vino a sacar agua. Jesús le dijo: “El que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.” (Juan 4,14)
El agua de Lourdes es el signo de esta “agua viva” que ofrece Jesús.
La Roca
Bernardita vio a la Virgen 18 veces en la Gruta de Massabielle.
La Biblia nos dice que Dios es nuestra roca. Es la roca en que podemos apoyarnos.
«Dios mío, roca mía, refugio mío… ¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?… ¡Viva el Señor, bendita sea mi Roca!» (Salmo 17).
Las Velas
De día y de noche, en verano y en invierno, están ardiendo las velas delante de la Gruta. La vela representa la luz de la fe.
Esta luz es Cristo.
«Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.» (Juan 8,12).
Las multitudes
Son inmensas, de toda raza, lengua y nación. Aquellos poco peregrinos del comienzo son hay seis millones. En Lourdes se vive la Iglesia, reunión en la unidad de todos los hijos de Dios dispersos.
Los Enfermos
Son inmensas, de toda raza, lengua y nación. Aquellos poco peregrinos del comienzo son hay seis millones. En Lourdes se vive la Iglesia, reunión en la unidad de todos los hijos de Dios dispersos.
Novena a la Virgen de Lourdes 2021
- Primer Día de la Novena a la Virgen de Lourdes: 02 de febrero
- Segundo Día de la Novena a la Virgen de Lourdes: 03 de febrero
- Tercer Día de la Novena a la Virgen de Lourdes: 04 de de febrero
- Cuarto Día de la Novena a la Virgen de Lourdes: 05 de febrero
- Quito Día de la Novena a la Virgen de Lourdes: 06 de febrero
- Sexto Día de la Novena a la Virgen de Lourdes: 07 de febrero
- Séptimo Día de la Novena a la Virgen de Lourdes: 08 de febrero
- Octavo Día de la Novena a la Virgen de Lourdes: 09 de febrero
- Noveno Día de la Novena a la Virgen de Lourdes: 10 de febrero
Nuestra Señora de Lourdes
El 11 de febrero de 1858, tres niñas, Bernadette Soubirous, de 14 años, su hermana Marie Toinete, de 11 y su amiga Jeanne Abadie, de 12 salieron de su casa en Lourdes para recoger leña. Camino al río Gave, pasaron por una gruta natural donde Bernadette escuchó un murmullo y divisó la figura de una joven vestida de túnica blanca, muy hermosa, ceñida por una banda azul y con un rosario colgado del brazo. Se acercó y comenzaron a rezar juntas, para luego desaparecer.
Por un período de cinco meses, la Virgen se le apareció a la niña, en medio de multitudes que se acercaban para rezar y poder observar a la hermosa señora, pero la Virgen sólo se le aparecía a la niña. En reiteradas ocasiones, Bernadette fue víctima de desprecios y burlas por parte de las autoridades eclesiales y civiles de pueblo, pero la niña se mantuvo firme en su fe mariana sobre todo en el especial pedido que la Virgen le había encargado: la construcción de una capilla sobre la gruta y la realización de una procesión.
Luego de la última aparición ocurrida en16 de julio, fiesta de Nuestra Señora del Carmen, Bernadette ingresó a la orden religiosa de las hermanas enfermeras, a la edad de 22 años, y permaneció allí hasta su muerte a los 34 años de edad.
- Historia
- Apariciones
- El Mensaje de la Virgen
- Los primeros milagros
- Los signos de Lourdes
- Intenciones de oracion
- Santa Bernardette
- La Iglesia y las Apariciones de la Virgen
- Sitio Oficial de Santuario
- Novena a la Virgen de Lourdes 2021
- Oración para pedir la salud de los enfermos a la Virgen de Lourdes
- Oración de Consagración a la Virgen de Lourdes
Información extraída de:
Sitio oficial del Santuario de Lourdes
Santuario de Lourdes | ||
---|---|---|
monumento histórico inscrito y Patrimoine du XXe siècle | ||
Localización | ||
País | Francia | |
Región | Occitania | |
Departamento | Altos Pirineos | |
Localidad | Lourdes | |
Coordenadas | ![]() | |
Información religiosa | ||
Culto | Iglesia católica | |
Diócesis | diócesis de Tarbes y Lourdes | |
Acceso | Todos los días | |
Uso | Santuario mariano | |
Advocación | Nuestra Señora de Lourdes | |
Historia del edificio | ||
Fundación | 1858 | |
Eventos | Apariciones de Lourdes | |
Datos arquitectónicos | ||
Superficie | 52 ha | |
Año de inscripción | 21 de septiembre de 1995 | |
Sitio web oficial https://www.lourdes-france.org/es/ |
El Santuario de Nuestra Señora de Lourdes es un conjunto de edificios y lugares dedicados a la veneración de la Virgen María, en Lourdes, Francia. El complejo incluye las basílicas de la Inmaculada Concepción, la de Nuestra Señora del Rosario y la de san Pío X, así como la gruta de las apariciones, donde la Virgen se presentó ante Bernadette Soubirous, según la creencia católica.
El Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, junto con los santuarios de Torreciudad, Montserrat, Meritxell y El Pilar conforman la Ruta mariana, itinerario guiado por la espiritualidad y devoción mariana, poseedor de una gran riqueza patrimonial, gastronómica y natural.


Historia
En el año 1858, la localidad de Lourdes era una muy pequeña aldea con casas humildes, as como sus habitantes, que en un ochenta por ciento eran analfabetos.
Esta comarca, apenas conocida en Francia en ese momento, se encuentra en el inicio del sistema montañoso de los Pirineos y tiene hacia el oeste un promontorio rocoso conocido con el nombre de Massabielle (Rocas Viejas). Al pie de éste corre el río Gave que se forma con las aguas que descienden de las montañas. A un lado de los muros de rocas seminegruzcas, la naturaleza abrió una pronunciada gruta de 3 metros y medio de ancho por 3 metros y medio de alto. Esta gruta era un lugar solitario con un suelo árido y seco en el cual crecían rosales silvestres, que eran las flores de la zona.
El santuario de Nuestra Señora de Lourdes, en Francia, tiene su origen en el siglo XIX. Entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858, una campesina de 14 años, llamada Bernadette Soubirous, tuvo una visión de la Virgen María mientras se disponía a cruzar el arroyo del Gave de Pau con su hermana y una amiga para buscar leña por el frío de la época. La visión era de María de pie junto a un rosal a la entrada de la Gruta de Massabielle, en la orilla izquierda del arroyo. Bernadette vio esta visión 18 veces. Le dijo a su hermana que no se lo contara a sus padres, pero su hermana era mala para guardar secretos y se lo contó de todos modos. Sus padres se enfadaron y les prohibieron volver a ir a la gruta. Bernadette hizo caso omiso de sus órdenes. La Señora le dijo que allí aparecería un manantial y que la gente debía acudir en procesión.
En un terreno bordeado por un bucle del río Gave de Pau se encuentra un afloramiento de roca llamado Massabielle (de masse vieille: “masa vieja”). En la cara septentrional de esta roca, cerca de la orilla del río, se encuentra una cueva o gruta de forma irregular y natural, en la que tuvieron lugar las apariciones.
En la época de las apariciones, la gruta se encontraba en las afueras de la ciudad, en un terreno común que era utilizado por los aldeanos para el pastoreo de animales, la recogida de leña y como basurero, y tenía fama de ser un lugar desagradable.
La figura aparecía siempre en un lugar, un nicho sobre la cavidad principal de la gruta, en el que crecía un rosal silvestre. Entre las instrucciones de ‘la Virgen’ estaban: “Ve a beber del manantial”, “Ve a decir a los sacerdotes que construyan una capilla aquí” y “Haz que el pueblo venga aquí en procesión”. Estas tres instrucciones, en particular, resultaron fundamentales para el desarrollo del dominio y sus ceremonias.
El interés del público por las apariciones creció, y los visitantes curiosos empezaron a ser reemplazados por peregrinos de lugares cada vez más lejanos, atraídos por las convincentes historias de apariciones y milagros.
En 1861, tres años después de las apariciones, un sacerdote católico local, el abate Dominique Peyramale, junto con su obispo, monseñor Bertrand-Sévère Mascarou Laurence, compró la gruta y los terrenos que la rodeaban al municipio. Inmediatamente, se dedicaron a modificar la zona para hacerla más accesible a los visitantes, y empezaron a construir la primera de las iglesias, que ahora se conoce como la cripta.
En 1864, el escultor lionés Joseph-Hugues Fabisch recibió el encargo de crear una estatua de Nuestra Señora de Lourdes basada en las descripciones de Bernadette. Aunque se ha convertido en un símbolo icónico de Nuestra Señora de Lourdes, representa una figura no sólo más antigua y más alta que la descripción de Bernadette, sino también más acorde con las representaciones ortodoxas y tradicionales de la Virgen María. La estatua descansa en el nicho donde la Virgen se apareció a Bernadette. El rosal silvestre original fue destruido poco después de las apariciones por los peregrinos que buscaban reliquias, pero se ha plantado uno nuevo en las cercanías.
Debido a la agitación política francesa que dio lugar a una separación forzada de la Iglesia y el Estado, la propiedad y los terrenos del Dominio fueron confiscados a la Iglesia y devueltos a la propiedad de la ciudad en 1910. El entonces obispo, Mons. François-Xavier Schoepfer, impugnó esta confiscación y se le permitió alquilar el dominio a la ciudad hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.
Más tarde, una visita a Lourdes del Mariscal Pétain en 1941 supuso el reconocimiento oficial del dominio. Los funcionarios de la Iglesia solicitaron con éxito a Pétain que permitiera a la Iglesia reclamar la propiedad del Dominio.
Hoy, junto a esa gruta de las Revelaciones se alza un santuario y un lugar de peregrinación. La Gruta y la Basílica de la Inmaculada Concepción de Lourdes (construida por Monseñor Laurence, obispo que acogió las revelaciones privadas a santa Bernadette Soubirous), constituyen el santuario original. El conjunto de templos y edificios que tienen como centro la Gruta mencionada recibieron posteriormente el nombre de Santuario de Nuestra Señora de Lourdes.
La organización del Santuario
El área que la compone tiene 52 hectáreas con 22 lugares de culto, que visitan 6 millones de personas al año aproximadamente. El responsable hoy es el obispo de Tarbes-Lourdes, que nombra como representante permanente a un rector. El rector se hace cargo de aproximadamente siete mil personas de la Hospitalidad Nuestra Señora de Lourdes y más de 100.000 de las hospitalidades de las distintas peregrinaciones y regiones del mundo. También transitan 30 sacerdotes para recibir y acompañar a peregrinos y celebrar y administrar los sacramentos. Pertenecen a cuatro congregaciones religiosas y diferentes diócesis. Además, existen cinco comunidades femeninas que están también al servicio del santuario. Posee 297 empleados fijos y 95 temporales para el mes de febrero (cuando se celebra la fiesta de la Virgen de Lourdes) y más 63 de servicios varios.
Basílicas del sitio
Basílica superior
La Basílica de la Inmaculada Concepción, conocida ampliamente como la “Basílica Superior”, fue consagrada en 1876. Está dedicada a la Inmaculada Concepción, una advocación mariana que la dama en la visión de Bernadette Soubirous utilizó para identificarse.
La Basílica es un impresionante y elaborado edificio de estilo gótico, diseñado por el arquitecto Hippolyte Durand, y por un lado parece emerger directamente de la roca de Massabielle (el santuario está directamente encima de la Gruta). Las paredes están revestidas de placas “ex voto” y de estandartes de las peregrinaciones nacionales oficiales del pasado. Cuenta con una serie de vidrieras que representan diversos acontecimientos de la historia de Lourdes; los claristorios representan a María como la Segunda Eva.

El exterior está dominado por una aguja de 70 m, y dos agujas menores (que no fueron terminadas hasta 1908). Sobre la entrada hay un mosaico que representa al papa Pío IX, quien definió el dogma de la Inmaculada Concepción en 1854.
La Basílica tiene una cripta que fue la primera de las iglesias que se terminaron en el santuario. La construcción fue iniciada por el abate Peyramale y Mons. Laurence. El padre de Bernadette trabajó en su construcción y estuvo presente en su inauguración oficial, el Domingo de Pentecostés de 1866. La nave es pequeña y destaca por los enormes pilares que soportan el peso de la Basílica Superior, construida sobre ella.
A la Cripta se accede por un pasillo, cuya entrada está presidida por una gran estatua de bronce de San Pedro, que sostiene las Llaves del Reino de los Cielos. Enfrente se encuentra una estatua del Pío X. Las paredes del pasillo y de la nave están revestidas de pequeñas placas de mármol, conocidas como placas ex voto, donadas en agradecimiento a los favores espirituales recibidos.
Basílica inferior
La Basílica del Rosario es la tercera de las iglesias en ser completada, en 1899, y diseñada por el arquitecto Leopold Hardy. Fue consagrada en 1901 y tiene capacidad para 1.500 fieles. Su estilo está influenciado por la arquitectura bizantina. La nave es abierta y circular, coronada por una cúpula. El exterior de la cúpula está rematado por una espectacular corona y una cruz doradas, que fueron un regalo del pueblo de Irlanda en 1924.
La fachada exterior de la basílica fue modificada en 2007 para incluir una representación de los misterios luminosos, que no forman parte de los quince tradicionales, sino de una versión ampliada de los mismos por el papa Juan Pablo II en 2002.
Basílica subterránea
La Basílica de San Pío X, conocida como la Basílica Subterránea, es la mayor y más controvertida de las iglesias del Dominio. Fue diseñada por el arquitecto Pierre Vago y terminada en 1958 en previsión de la enorme afluencia de público que se esperaba en Lourdes con motivo del centenario de las apariciones. Se trata de un moderno edificio de hormigón, casi enteramente subterráneo (una parte del edificio se encuentra bajo el bulevar Père Rémi Sempé). Cuando está llena, puede acoger a 25.000 fieles.
Edificios adicionales
Iglesia de Santa Bernadette
El más reciente de los grandes centros de culto es la Iglesia de Santa Bernadette, consagrada en 1988. Se construyó frente a la Gruta, al otro lado del río, en el lugar en el que Bernadette estuvo durante la última (18.ª) Aparición.
La iglesia de Santa Bernadette es un edificio moderno con relativamente pocos adornos. Se ha diseñado para que entre la mayor cantidad posible de luz natural en la nave, y se han utilizado materiales de colores claros, lo que la hace notablemente más luminosa que la Basílica Subterránea. Fue diseñada por el arquitecto Jean-Paul Felix.
También es un edificio más versátil. La nave tiene capacidad para 5.000 fieles sentados y 350 sillas de ruedas, pero se pueden colocar tabiques que dividen la nave en secciones más pequeñas. Además, incluye el “Hemiciclo”, una gran sala de conferencias que puede utilizarse para el culto, y una serie de salas de conferencias y salas más pequeñas que pueden utilizarse para actividades devocionales o no devocionales.
Capilla de la Reconciliación
La “Capilla de la Reconciliación” ocupaba antiguamente un lugar algo más alejado, a la entrada del vía crucis superior. Hace varios años se trasladó a un lugar más destacado, en el edificio anteriormente conocido como “Accueil Notre Dame“, cerca de la Estatua Coronada y frente a la Explanada.
La Capilla de la Reconciliación tiene la particularidad de que en ella no se celebra ninguna Misa ni ningún otro servicio, sino que está dedicada por completo al Sacramento de la Reconciliación. Los sacerdotes de los distintos países observan un turno de guardia, lo que significa que, a casi cualquier hora del día, los peregrinos de Europa (y ocasionalmente de más lejos) pueden encontrar un sacerdote que les escuche en su propia lengua.
Capilla de San José
La “Capilla de San José”, llamada así en honor al esposo de la Virgen María, San José, está situada en el extremo de la Explanada, cerca de la Puerta de San Miguel. Es una iglesia moderna, de hormigón, en su mayor parte subterránea, con poca luz natural. También fue diseñada por Pierre Vago, y fue consagrada el 1 de mayo de 1968. Tiene capacidad para 450 fieles sentados y 80 sillas de ruedas.
Plaza del Rosario
El espacio abierto frente a la Basílica del Rosario se conoce como “Plaza del Rosario”.
Las entradas a la Basílica Superior y a su cripta, ambas construidas sobre Massabielle, están muy por encima del nivel del suelo. Para facilitar el acceso, se construyeron dos enormes rampas que se curvan a ambos lados de la Plaza del Rosario. La imagen de la entrada de la Basílica del Rosario, flanqueada por las dos rampas y coronada por las agujas de la Basílica Superior, se ha convertido en uno de los símbolos icónicos de Lourdes, y el propio dominio ha adoptado una forma estilizada de esta imagen como su logotipo.
Estatua Coronada
La “Estatua de la Virgen Coronada” (en francés: La Vierge Couronnée), se encuentra al otro lado de la Plaza del Rosario, frente a la entrada de la Basílica del Rosario. Esta estatua prominente es un punto de referencia familiar y un punto de encuentro tradicional. La estatua tiene 2,5 m de altura y está fundida en bronce, pintada de blanco y azul en los colores tradicionales. Su rosario es de estilo Birgittine e incorpora seis décadas.
Detrás de la Estatua Coronada se encuentra la “Explanada”, un gran paseo abierto que se utiliza para las procesiones.
Vía crucis
El santuario tiene una grande vía crucis construida en la colina de los Espelugues, situada al sur de la gruta y de las basílicas. La colina de los Espelugues está separada de la parte central del santuario por la avenida Mgr Théas y la ruta de la Forêt. Las tierras de los Espelugues que se extienden sobre el cerro fueron adquiridas por los misioneros de Garaison, encargados de la administración del santuario. La primera estación se construyó en 1901 y el calvario se inauguró en 1912.
La vía crucis cuenta con un total de 115 estatuas distintas que son un poco más grandes que un humano. El calvario se extiende en un recorrido de unos 1.500 metros. Incluye las catorce estaciones tradicionales de la pasión de Cristo y una decimoquinta estación, la resurrección de Cristo, añadida en 1958. Para llegar a la primera estación, una escalera de piedra de 28 escalones recuerda a la Scala Sancta de Roma, con algunos peregrinos también subiéndola de rodillas.
Espacio de la gruta
Gruta de Masabielle
La “gruta de Massabielle”, también conocida como la “gruta de Lourdes” o la “gruta de la apariciones”, es una cavidad rocosa en la que tuvieron lugar las apariciones de Lourdes en 1858. Está situada al norte de la Basílica Superior. En un nicho encima de la cavidad principal hay una estatua de Nuestra Señora de Lourdes, en el mismo lugar donde Bernadette Soubirous dice que vio a una dama identificada como la Virgen María. Al fondo de la gruta un manantial descubierto por Bernadette Soubirous durante las apariciones, donde origine el agua de Lourdes. En el centro de la gruta se encuentra un altar para celebrar las numerosas misas que allí se celebran todos los días en varios idiomas, incluso durante la noche.
Varias filas de bancos ubicados frente a la gruta permiten a los peregrinos meditar y asistir a las celebraciones. Los bancos son dispuestos de tal manera que las personas enfermas y discapacitadas en sillas de ruedas puedan ubicarse fácilmente. El paso de los numerosos peregrinos que desean caminar por las paredes de la cueva para tocarlas y ver la fuente descubierta por Bernadette Soubirous está regulado por empleos. Los servicios del santuario han estimado que un promedio de 20.000 peregrinos pasan por la gruta cada día.
Alrededores de la gruta
De 2014 a 2018 se modificó los alrededores de la gruta para facilitar el paso de los peregrinos por las distintas instalaciones cerca de la gruta. Se construyó una nueva explanada delante de la gruta, se trasladaron los antiguos grifos de agua fuera de la gruta, se crearon nuevas fuentes de agua para los peregrinos, se renovaron la entrada de los baños y se construyó un nuevo puente. En el banco opuesto se construyó las “capillas de luces” para que los peregrinos encendieran cirios.
Reproducciones de la gruta
Se hicieron reproducciones de la gruta de Lourdes, más o menos literales y generalmente a la misma escala, en muchos lugares fuera de Lourdes, en las que son invariables la gruta y la imagen de la Virgen. Según la reproducción, pueden aparecer, también, el altar, los bancos, y en ocasiones, una estatua de Bernadette Soubirous.
Periodista: Enrique Raúl Vivas Pino
CNP: 15.730