Cada 21 de diciembre se conmemora el Espíritu de la Navidad, para promover la espiritualidad personal y familiar. En esta tradición, un ser de luz llega a los hogares para brindar a las familias abundancia, bendiciones y salud. La fecha coincide con el solsticio de invierno en el hemisferio norte y el solsticio de verano en el sur. Tiene su origen en tierras nórdicas, buscando agradecer por los logros obtenidos durante el año. Según la leyenda, el Espíritu de la Navidad llegó desde las estrellas y se instaló en la región norte, precisamente en la península escandinava, trayendo consigo paz, amor, armonía y prosperidad. Se celebra entre las 10 pm y las 12 am, cuando el ángel desciende para acompañarnos en las fiestas navideñas. Generalmente, durante ese momento se realizan rituales, como abrir las ventanas de la casa para dejar entrar al espíritu navideño, una cena en familia con comida típica de navidad, escribir 21 deseos con peticiones para el próximo año, encender velas de color rojo, anaranjado y dorado después de la cena, además de colocar dos mandarinas y limones.
El Espíritu de la Navidad: Tradiciones y rituales que conectan el alma
La Navidad es una época del año que despierta en nosotros un caleidoscopio de emociones, desde la alegría hasta la esperanza. el astrólogo Yohnger Gutiérrez compartió su visión sobre el ritual del espíritu navideño, recordándonos que este espíritu vive en cada uno de nosotros.
¿Alguna vez has sentido esa chispa navideña en el aire? Ese ambiente festivo que transforma cualquier espacio en un hogar lleno de amor y calidez. El espíritu de la Navidad no es simplemente un concepto, es una emoción palpable que se extiende por cada rincón de nuestras casas.
Gutiérrez enfatiza que cuando una familia decide levantarse en un buen día para limpiar, pintar y poner música a todo volumen, están desatando la magia de esta festividad. La risa de los niños, el abrazo de los seres queridos y el olor a la casa recién pintada son solo algunos de los elementos que crean un ambiente emocional único durante esta temporada.
Cada 21 de diciembre, se inicia un ritual que muchas familias siguen con devoción. Este ritual, según Gutiérrez, comienza con la recolección de mandarinas, cuyas conchas se colocan en un recipiente con agua en la nevera, mientras que otras se secan al sol. «Este proceso, que debe comenzar al menos una semana antes, crea una conexión simbólica con la abundancia que se espera en el nuevo año. La cena de Navidad, incluye lentejas y arroz, alimentos que invocan prosperidad», explica.
Durante la cena, hay un elemento especial que no puede faltar: un bol de vidrio que se coloca en el centro de la mesa, conteniendo arroz, monedas o billetes, y lentejas. Este sencillo pero poderoso ritual busca atraer vibraciones de abundancia, y es importante abrir las ventanas durante la cena para permitir la entrada de energías positivas, especialmente las que trae Venus al acercarse a la Tierra en esta fecha.
La conexión entre la astrología y el espíritu navideño es fascinante. Gutiérrez nos recuerda que el movimiento de los planetas influye en nuestras vidas. «El 21 de diciembre marca un momento en que Venus emite energías de progreso y estabilidad, perfectas para acompañar nuestras celebraciones. Por ello, abrir las ventanas y puertas de nuestro hogar durante la cena no solo simboliza la bienvenida a estas energías, sino que también refuerza nuestros deseos de crecimiento y felicidad», afirma.
Los preparativos para la Navidad no se limitan solo a la cena. La tradición de bañarse con agua de mandarina, lavar la ropa con jabón de mandarina y utilizar inciensos de mandarina y sándalo son prácticas recomendadas por Gutiérrez para purificar el hogar y nutrir el ambiente.
Al concluir la cena, es habitual escribir una carta con las metas y deseos para el próximo año. Este gesto no solo nos conecta con nuestras aspiraciones, sino que también establece la intención de seguir adelante con energía renovada.
El espíritu de la Navidad es un reflejo de nuestras acciones y emociones. Es un llamado a la alegría, a la unión familiar y a la esperanza. Siguiendo los consejos de Yohnger Gutiérrez, podemos cultivar este espíritu a través de rituales sencillos pero significativos que promueven la abundancia y la positividad.
Al final del día, el verdadero espíritu de la Navidad reside en cada uno de nosotros, listo para ser compartido y celebrado. Así que abramos nuestras puertas y corazones, y dejemos que la magia de la Navidad ilumine nuestras vidas.
Periodista: Enrique Raúl Vivas Pino
CNP: 15.730