Hoy recordamos a Santa Rosalía, intercesora de quienes padecen enfermedades infecciosas
Cada 4 de septiembre la Iglesia recuerda a Santa Rosalía, conocida también como Rosalía de Palermo, eremita del siglo XII, a quien se cuenta entre las santas vírgenes de la Iglesia. Rosalía vivió una vida de oración, contemplación y penitencia, alejada del ruido del mundo.
Santa Rosalía es patrona de las personas que sufren enfermedades infecciosas o son víctimas de la peste ella es su fiel intercesora en los momentos difíciles.
Flor de santidad
Nacida con el nombre de Rosalia Sinibaldi, perteneció a una familia proveniente de Normandía (Francia) que se reclamaba descendiente de Carlomagno. Sus biógrafos coinciden en que nació hacia el año 1130 en Palermo, isla de Sicilia (Italia), por lo que se le considera también patrona de esa ciudad.
El nombre de la santa, ‘Rosalía’, es una contracción de los nombres de dos tipos de flores: ‘rosa’ y ‘lilia’ (nombre común que se le da a la azucena o lirio).
Los sicilianos llaman cariñosamente a Santa Rosalía “Santuzza” (Santita), en alusión a su baja estatura, ya que se sabe que fue una mujer particularmente pequeña y de contextura fina.
El más alto honor
Rosalía fue educada en la corte de la ciudad, y por su belleza y trato amable se convirtió en dama de honor de la reina Margarita de Navarra, esposa del rey Guillermo II. A pesar de su posición social favorable, dejó su hogar y el palacio real para dedicarse completamente a lo que le llenaba el alma: la vida de oración, el trato frecuente e intenso con el Señor.
Fue acogida en el monasterio basiliano de Santo Salvador de Palermo, pero la presión ejercida por sus padres y el hombre al que fue prometida en matrimonio la forzaron a huir a las afueras de Bivona, donde se refugió en una cueva. Con el correr de los días y en vistas a que su situación familiar no cambiaba, Rosalía se vio obligada a esconderse en otra cueva, esta vez, ubicada en el Monte Peregrino, cerca de Palermo, donde moriría años más tarde entre los años 1156 y 1566.
De acuerdo al sacerdote bolandista (jesuita dedicado a la recopilación de datos sobre los santos), P. Juan Stilting, Rosalía fue hija de Sinibaldo, conde de Quisquina y Monte Rosa (actual territorio de Santo Stefano Quisquina y Bivona), y fue efectivamente descendiente del emperador Carlomagno -lo que conllevaba su reconocimiento como parte de la más alta nobleza europea de aquel entonces-.
Sicilia y la desaparición de la peste
Según la tradición, gracias a la intercesión de Rosalía mermó la peste que asoló Sicilia en 1624, año en el que sus restos fueron encontrados. Aquella antigua tradición señala que la santa se le apareció a un cazador para conducirlo al lugar dónde yacían sus restos. Santa Rosalía le señaló la ruta que conducía hacia la montaña en cuya cueva vivió y murió; después, la santa le encomendó al hombre que sus restos fueran sacados de allí y llevados en procesión para ser debidamente sepultados.
Cuando el pueblo siciliano se enteró de la aparición, se organizaron expediciones para encontrar los restos de la santa en la zona montañosa indicada. Después de que estos fueron hallados, milagrosamente, la peste que asolaba la ciudad desapareció a los pocos días. Esta es la razón por la que los habitantes de la isla mediterránea nombraron a Rosalía como su patrona y sus restos trasladados al interior de la catedral de Palermo.
Tiempo después, el Papa Urbano VIII -pontífice entre 1623 y 1644- declaró oficialmente la autenticidad de las reliquias y dispuso que Sicilia conmemore a su santa cada 15 de julio, mientras que el resto de la Iglesia universal debe hacerlo el 4 de septiembre, día en que se recuerda tanto el hallazgo como el traslado de las reliquias de la santa.
Veneración e iconografía
La iconografía representa a Santa Rosalía como ermitaña, al aire libre, cerca de una cueva, y, a veces, revestida del hábito agustino. Suele aparecer también coronada de rosas -en alusión a su nombre-, de pie, al lado de un crucifijo y una calavera, en alusión a la vida ascética que llevó.
El culto a Santa Rosalía fue inicialmente promovido por los monjes benedictinos y se ha hecho universalmente popular. Se pide su intercesión en los momentos difíciles, contra enfermedades infecciosas y, de manera particular, contra la peste. Solo un par de años atrás, sus devotos se encomendaban a ella para pedir por el fin de la pandemia del Covid-19.
Periodista: Enrique Raúl Vivas Pino
CNP: 15.730