



Hoy celebramos a San Patricio, quien convertido al cristianismo se hizo ‘apóstol de Irlanda’
Cada 17 de marzo, la Iglesia celebra la fiesta de San Patricio (ca. 386 – 461), obispo y misionero. Él, junto a Santa Brígida y San Columba, ostenta el patronazgo de Irlanda, nación cuya identidad e historia fueron forjadas al calor del catolicismo.
San Patricio, arzobispo de Armagh, llevó la Buena Nueva a tierras irlandesas en tiempos de la expansión del Evangelio en la Europa Insular. Ciertamente, el cristianismo ya estaba presente en la isla desde antes, pero no fue hasta la llegada de Patricio que la cultura cristiana pudo difundirse ampliamente y echar raíces. Por eso, este gran santo es llamado ‘el Apóstol de Irlanda’.
Esclavitudes
San Patricio nació en Britania (hoy, Gran Bretaña) alrededor del año 386. Su nombre de pila fue Maewyn Succat. Su padre fue cristiano y ejerció el diaconado. Siendo muy joven su casa fue saqueada por unos vándalos quienes lo llevaron a la fuerza rumbo a la isla vecina, Irlanda, donde fue vendido y obligado a trabajar en condición de esclavo.
Durante los seis siguientes años, Patricio prácticamente vivió a la intemperie, cuidando ovejas, hasta que tuvo la oportunidad de escapar y regresar a casa. Después de haber recobrado su libertad, inició el camino espiritual que lo conduciría al sacerdocio y, posteriormente, en la madurez, a ser ordenado, precisamente, obispo de las tierras en las que sufrió la esclavitud.
Solo gracias a aquellos amargos años de cautiverio, Patricio pudo reencontrarse con su fe -o conocerla de verdad- puesto que no había conservado casi nada de lo que le fue enseñado en la niñez, como él mismo lo admite en sus Confesiones: “Yo no creía en el Dios verdadero”. A pesar de eso, ese Dios al que el santo llamó ‘único y verdadero’ tocaría su corazón y lo rescataría; no solo del poder de los hombres perversos sino de las pesadas cadenas que aprisionaban su alma: “Yo era como una piedra en una profunda mina; y Aquel que es poderoso vino y, en su misericordia, me levantó y me puso sobre una pared”.
Jesús es todo
De Britania Patricio se traslada a las Galias (hoy, Francia) donde empieza a profundizar en el conocimiento de la fe cristiana. Allí es ordenado sacerdote por San Germán de Auxerre. Tras una visión decide deshacerse de sus propiedades y enrumbar de nuevo a Irlanda, donde entendía que Dios lo llamaba a evangelizar.
El número de cristianos en esa isla había crecido, y el Papa tomó la decisión de nombrar un obispo para atender a la creciente comunidad local. Lamentablemente, quien había sido designado para ocupar la sede episcopal falleció de manera repentina y el encargo recae súbitamente en Patricio.
Ya en Irlanda como obispo, San Patricio se enfrentó a los druidas, paganos que controlaban políticamente el territorio insular; también hace frente a los pelagianos,cristianos herejes que por ese entonces confundían a los fieles. El santo, en un contexto tan difícil como este, redobló los esfuerzos por lograr la unidad doctrinal de los católicos, mientras se las arreglaba para mantener el impulso evangelizador por toda Irlanda, construyendo abadías y templos.
Una hoja de trébol
Tradicionalmente se dice que el obispo usó el ‘shamrock’ (Trifolium dubium) -el trébol de tres puntas- para ilustrar a la gente sobre la doctrina y comprensión de la naturaleza divina: Dios es Uno y Trino.
San Patricio solía usar la hoja de trébol para hablar sobre la Trinidad, mediante una analogía entre las tres puntas de la hoja de trébol y las tres personas divinas, distintas y distinguibles, pero que componen una sola realidad. Esto equivale, trinitariamente hablando, a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios verdadero.
Hoy el shamrock es el símbolo de Irlanda.
La luz que nunca se apagar
Se dice que un Sábado Santo, cuando San Patricio encendió el fuego de la Vigilia Pascual, un grupo de druidas irrumpió en la liturgia e intentó apagar la fogata, sin éxito. Entonces uno de ellos, mientras era expulsado del lugar, exclamó con pesar: “El fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la isla”. Aquellas palabras pretendieron ser un lamento, ‘una maldición’ y un conjuro sobre el pueblo, que poco a poco se entregaba a Jesús de Nazaret. Se trataba de una amenaza con una promesa de destrucción.
Sin embargo, con el tiempo, el conjuro trocó en vaticinio en un sentido inesperado: el fuego y su potencial destructivo puede ser también símbolo de la luz de Cristo. Y fue en ese sentido como la ‘profecía’ se cumplió: el fuego del amor de Dios se extendería efectivamente, pero para abrasar los corazones de amor a Dios. La luz que irradia ese fuego permanece vivo hoy, aunque muchos han pretendido apagarlo.
No hay Iglesia sin buenos sacerdotes
Una de las mayores preocupaciones del santo obispo fue la formación de un clero local. Y Dios bendijo su celo pastoral atrayendo a muchos hombres al sacerdocio. El florecimiento de las vocaciones permitió que la Iglesia se organizara con solidez, lo que forzó la presencia de más obispos.
San Patricio influyó positivamente en la reforma de las leyes civiles del país a través de principios propios de la moral católica. El reconocimiento de aquel legado espiritual es indispensable para apreciar la contribución de este santo, como de la Iglesia Católica en general, en la formación de la nación irlandesa y del espíritu británico.
Al final de su vida, San Patricio escribió sus Confesiones -mencionadas más arriba-, obra autobiográfica en la que plasmó sus memorias; tanto las vicisitudes que tuvo como pastor como su sentir sobre el crecimiento del Pueblo de Dios en Britania.
San Patricio fue convocado a la Casa del Padre el año 461 y fue sepultado en Saul, región de Stragford Lough, lugar en donde había mandado edificar la primera gran iglesia de la isla.
El día de San Patricio
La devoción por San Patricio se ha extendido por todo el mundo, de manera particular en los países de habla inglesa, gracias a la presencia de la inmigración proveniente de Irlanda.
En los lugares donde hay comunidades de irlandeses, se acostumbra celebrar con decoraciones y vestimentas de color verde -el color nacional- y se organizan marchas o desfiles que aglutinan no solo a los devotos sino a personas de todas las razas, credos y culturas, como es el caso de la celebración que se lleva a cabo en la ciudad de Nueva York (Estados Unidos).
Allí, por ejemplo, una de las tradiciones más antiguas y celebradas es el desfile por el día de San Patricio (“St. Patrick ‘s Day”), que data desde tiempos coloniales. En sus inicios, el desfile era protagonizado por los irlandeses que formaban parte del ejército británico, quienes solían vestirse de verde y entonaban canciones típicas al son de las gaitas. Ese espíritu ha permanecido en el tiempo y hoy dicho desfile es una de las celebraciones más grandes de la ciudad estadounidense. El color representativo sigue siendo el verde y los participantes -en su mayoría locales- pasan frente a la famosa Catedral de San Patricio.
Por lo que el santo dice de sí mismo, se supone que era de origen romano-bretón. Su padre Calpurnio era diácono y oficial del ejército romano; su madre era familia de San Martín de Tours; su abuelo había sido sacerdote ya que en aquellos tiempos no se había impuesto aún la ley del celibato sacerdotal en todo Occidente.
Se afirma que fue alrededor del año 403, a la edad de 16 años, que cayó prisionero de piratas junto con otros jóvenes para ser vendido como esclavo a un pagano del norte de Irlanda llamado Milcho. Lo sirvió cuidando ovejas. Trató de huir varias veces sin éxito.
La Divina Providencia aprovechó este tiempo de esclavitud, de rudo trabajo y sufrimiento, para espiritualizarlo, preparándolo para el futuro, ya que el mismo dijo que hasta entonces “aún no conocía al verdadero Dios”, queriendo decir que había vivido indiferente a los consejos y advertencias de la Iglesia.
Se cree que el lugar de su cautiverio fue en las costas de mayo, al borde del bosque de Fochlad (o Foclut). De ser así, el monte de Crochan Aigli, que fue escenario del famoso ayuno de San Patricio, también fue el lugar donde vivió los tristes años de su juventud.
Lo más importante es que para entonces, como él lo dice: “oraba de continuo durante las horas del día y fue así como el amor de Dios y el temor ante su grandeza, crecieron más dentro de mí, al tiempo que se afirmaba mi fe y mi espíritu se conmovía y se inquietaba, de suerte que me sentía impulsado a hacer hasta cien oraciones en el día y, por la noche otras tantas. Con este fin, permanecía solo en los bosques y en las montañas. Y si acaso me quedaba dormido, desde antes de que despuntara el alba me despertaba para orar, en tiempos de neviscas y de heladas, de niebla y de lluvias. Por entonces estaba contento, porque lejos de sentir en mi la tibieza que ahora suele embargarme, el espíritu hervía en mi interior”.
Después de seis años en tierra de Irlanda y de haber rezado mucho a Dios para que le iluminara sobre su futuro, una noche soñó que una voz le mandaba salir huyendo y llegar hasta el mar, donde un barco lo iba a recibir. Huyendo, caminó más de 300 kilómetros para llegar a la costa. Encontró el barco, pero el capitán se negaba rotundamente a transportarlo. Sus reiteradas peticiones para que le dejasen viajar gratis fueron siempre rechazadas, hasta que al fin, después de mucho orar con fervor, el capitán accedió a llevarlo hasta Francia. La travesía fue aventurada y peligrosa. Después de tres días de tormenta en el mar, tocaron tierra en un lugar deshabitado de la costa, caminaron un mes sin encontrar a nadie y hasta las provisiones se agotaron. Patricio narra esa aventura diciendo:
“llegó el día en que el capitán de la nave, angustiado por nuestra situación, me instaba a pedir el auxilio del cielo. ‘¿Cómo es que nos sucede esto, cristiano? Dijiste que tu Dios era grande y todopoderoso, ¿por qué entonces no le diriges una plegaria por nosotros, que estamos amenazados de morir por hambre? Tal vez no volvamos a ver a un ser humano…’ A aquellas súplicas yo respondí francamente: ‘Poned toda vuestra confianza y volved vuestros corazones al Señor mi Dios, para quien nada es imposible, a fin de que en este día os envíe vuestro alimento en abundancia y también para los siguientes del viaje, hasta que estéis satisfechos puesto que Él tiene de sobra en todas partes’. Fue entonces cuando vimos cruzar por el camino una piara de cerdos; mis compañeros los persiguieron y mataron a muchos. Ahí nos quedamos dos noches y, cuando todos estuvieron bien satisfechos y hasta los perros que aún sobrevivían, quedaron hartos, reanudamos la caminata. Después de aquella comilona todos mostraban su agradecimiento a Dios y yo me convertí en un ser muy honorable a sus ojos. Desde aquel día tuvimos alimento en abundancia. “Finalmente llegaron a lugar habitado y así Patricio quedó a salvo a la edad de veintidós o veintitrés años y volvió a su casa. Con el tiempo, durante las vigilias de Patricio en los campos, se reanudaron las visiones y, a menudo, oía “las voces de los que moran más allá del bosque Foclut, más allá del mar del oeste y así gritaban todas al mismo tiempo, como si salieran de una sola boca, estas palabras: ‘Clamamos a ti, oh joven lleno de virtudes, para que vengas entre nosotros nuevamente’ “. “Eternas gracias deben dársele a Dios, agrega, porque al cabo de algunos años el Señor les concedió aquello por lo que clamaban”.
No hay ninguna certeza respecto al orden de los acontecimientos que se produjeron desde entonces.
Los primeros biógrafos del santo dicen que Patricio pasó varios años en Francia antes de realizar su trabajo de evangelización en Irlanda. Existen pruebas firmes de que pasó unos tres años en la isla de Lérins, frente a Canes, y después se radicó en Auxerre durante quince años más. También hay sólidas evidencias de que tenía buenas relaciones personales con el obispo San Germán de Auxerre. Durante este tiempo le ordenaron sacerdote.
Algunos historiadores sostienen, que en esa época hizo un viaje a Roma y que, el Papa Celestino I fue quien le envió a Irlanda con una misión especial, ya que su primer enviado Paladio nunca logró cumplir porque a los doce meses de haber partido murió en el norte de Britania. Para realizar esa misión encomendada por el Pontífice, San Germán de Auxerre consagró obispo a Patricio.
Puesto que dependemos de datos confusos, legendarios y muchas veces contradictorios, de sus primeros biógrafos, es materialmente imposible obtener detalles del heroico trabajo en las tierras donde había estado cautivo. La tradición afirma que trabajó en el norte, en la región de Slemish, que dicen fue la misma donde Patricio cuidaba el ganado y oraba a Dios cuando era un joven esclavo. Una anécdota que antiguamente la tenía por auténtica en Irlanda relata que cuando el amo se enteró del regreso de Patricio convertido en venerado predicador, se puso tan furioso que prendió fuego a su propia casa, pereciendo en medio de las llamas.
Se afirma que, a su arribo a tierras irlandesas, San Patricio permaneció una temporada en Ulster, donde fundó el monasterio de Saúl y que con la energía que lo caracterizaba se propuso la tarea de conquistar el favor del “Gran Rey” Laoghaire, que vivía con su corte en Tara, de la región de Meath.
Utilizaba un lenguaje sencillo al evangelizar. Por ejemplo, para explicarles acerca de la Santísima Trinidad, les presentaba la hoja del trébol, diciéndoles que así como esas tres hojitas forman una sola verdadera hoja, así las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman un solo Dios verdadero. Todos lo escuchaban con gusto, porque el pueblo lo que deseaba era entender.
Sus acérrimos opositores fueron los druidas, representantes de los dioses paganos. También sufrió mucho a manos de los herejes pelagianos, que para arruinar su obra recurrieron inclusive a la calumnia. Para defenderse, Patricio escribió su Confessio. Por fortuna poseemos una colección bastante nutrida de esos escritos, que nos muestra algo de él mismo, como sentía y actuaba.
Circulaba entre los paganos un extraño vaticinio, una profecía, respecto al santo, que Muirchu, su historiador nos transmite textualmente así: “Cabeza de azuela (referencia a la forma aplanada de la cabeza tonsurada) vendrá con sus seguidores de cabezas chatas, y su casa (casulla o casuela, es decir casa pequeña) tendrá un agujero para que saque su cabeza. Desde su mesa clamará contra la impiedad hacia el oriente de su casa. Y todos sus familiares responderán, Amén, Amén”. Los augurios agregaban esto todavía: “Por lo tanto, cuando sucedan todas estas cosas, nuestro reino, que es un reinado de idolatría, se derrumbará”.
En la evangelización, San Patricio puso mucha atención en la conversión de los jefes, aunque parece ser que el mismo rey Laoghaire no se convirtió al cristianismo, pero si, varios miembros de su familia.
Consiguió el amparo de muchos jefes poderosos, en medio de muchas dificultades y constantes peligros, incluso el riesgo de perder la vida (más de cinco veces) en su trato con aquellos bárbaros. Pero se notaba que había una intervención milagrosa de Dios que lo libraba de la muerte todas las veces que los enemigos de la religión trataban de matarlo. En un incidente que ocurrió en misión, su cochero Odhran, quizás por algún presentimiento, insistió en reemplazar al santo en el manejo de los caballos que tiraban del coche, por consiguiente fue Odhram quien recibió el golpe mortal de una lanza que estaba destinada a quitarle la vida a San Patricio.
No obstante los contratiempos, el trabajo de la evangelización de Irlanda, siguieron firme. En varios sitios de Irlanda, construyó abadías, que después llegaron a ser famosas y alrededor de ellas nacieron las futuras ciudades. En Leitrim, al norte de Tara, derribó al ídolo de Crom Cruach y fue uno de los lugares donde edificó una de las iglesias cristianas. En la región de Connaught, realizó cosas notables. En la población de Tirechan se conservó para la posteridad la historia de la conversión de Ethne y Fedelm, hijas del rey Laoghaire. También existen las narraciones de las heroicas predicaciones de San Patricio en Ulster, en Leinster y en Munster.
Por su santidad, manifiesta en su carácter su lenguaje sencillo al evangelizar y por el don de hacer milagros, San Patricio logró muchas victorias sobre sus oponentes paganos y hechiceros. Ese triunfo le sirvió para que los pobladores de Irlanda se abrieran a la predicación del cristianismo. De hecho hacen referencias en los textos del Senchus Mor (el antiguo código de las leyes irlandesas) a cierto acuerdo concertado en Tara entre los paganos y el santo y su discípulo San Benigno (Benen). Dicen esos libros que “Patricio convocó a los hombres del Erin para que se reunieran todos en un sitio a fin de conferenciar con él. Cuando estuvieron reunidos, se les predicó el Evangelio de Cristo para que todos lo escucharan. Y sucedió que, en cuanto los hombres del Erin escucharon el Evangelio y conocieron como este daba frutos en el gran poder de Patricio demostrado desde su arribo y al ver al rey Laoghaire y a sus druidas asombrados por las grandes maravillas y los milagros que obraba, todos se inclinaron para mostrar su obediencia a la voluntad de Dios y a Patricio”.
Hay muchas fantasías sobre las confrontaciones de San Patricio con los magos druidas pero también hay relatos que tienen un trasfondo sin duda histórico. Dicen que un Sábado Santo, cuando nuestro santo encendió el fuego pascual, se lanzaron con toda su furia a apagarlo, pero por más que trataron no lo lograron. Entonces uno de ellos exclamó: “El fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la isla”. Y se alejaron. La frase del mago se ha cumplido; la religión católica se extendió de tal manera por toda Irlanda, que hoy sigue siendo un país católico, iluminado por la luz de la religión de Cristo, y que a su vez ha dado muchos misioneros a la Iglesia.
Solo llegaremos a comprender el hondo sentimiento humano que tenía el santo y el profundo amor a Dios que lo animaba, si estudiamos detenidamente sus escritos contenidos en las “Confesiones”, la Lorica y la carta a Coroticus de San Patricio. Conoceremos el secreto de la extraordinaria impresión que causaba a los que lo conocían personalmente. Patricio era un hombre muy sencillo, con un gran espíritu de humildad. Decía que su trabajo misionero era la simple actuación de un mandamiento divino y que su aversión contra los pelagianos se debía al absoluto valor teológico que él atribuía a la gracia. Era profundamente afectuoso, por lo que vemos en sus escritos referirse tantas veces al inmenso dolor que le produjo separarse de su familia de sangre y de su casa, a la que le unía un gran cariño. Era muy sensible, le hacía sufrir mucho que digan que trabajaba en la misión que había emprendido para buscar provecho propio, por eso insistía tanto en el desinterés que lo animaban a seguir trabajando.
De sus Confesiones: “Incontables dones me fueron concedidos con el llanto y con las lágrimas. Contrarié a mis gentes y también, contra mi voluntad, a no pocos de mis mayores; pero como Dios era mi guía, yo no consentí en ceder ante ellos de ninguna manera. No fue por mérito propio, sino porque Dios me había conquistado y reinaba en mí. Fue El quien se resistió a los ruegos de los que me amaban, de suerte que me aparté de ellos para morar entre los paganos de Irlanda, a fin de predicarles el Evangelio y soportar una cantidad grande de insultos por parte de los incrédulos, que me hacían continuos reproches y que aun desataban persecuciones contra mí, en tanto que yo sacrificaba mi libertad en su provecho. Pero si acaso se me considera digno, estoy pronto a dar hasta mi vida en nombre de Dios, sin vacilaciones y con gozo. Es mi vida la que me propongo pasar aquí hasta que se extinga, si el Señor me concede esa gracia”.
El buen éxito de la misión de San Patricio se debe ante todo a su fe por la que se disponía a cualquier sacrificio y a la inteligente organización que supo crear en esa isla, carente de ciudades y dividida en muchas tribus o clanes, dirigidos por un jefe independiente cada una. El supo adaptarse a las condiciones sociales del lugar, formando un clero local, consagró obispos y sacerdotes y fundo monasterios y pequeñas comunidades cristianas dentro del mismo clan, sin rechazar usos ni costumbres tradicionales. Tuvo la feliz idea de que el obispo de cada región fuera al mismo tiempo el Abad o superior del monasterio más importante del lugar, así cada obispo era un fervoroso religioso y tenía la ayuda de sus monjes para enseñar la religión al pueblo. Las vocaciones que consiguió para el sacerdocio y la vida religiosa fueron muchísimas.
La obra de evangelización pudo progresar rápidamente gracias también a que San Patricio atrajo muchos discípulos fieles, como Benigno quién estaba destinado a sucederle. Siempre fue muy fiel a la Iglesia y, a pesar de la distancia, el santo se mantenía en contacto con Roma. En el año 444 se fundó la iglesia catedral de Armagh (hoy Armoc), la sede principal de Irlanda, dato que está asentado en los “Anales de Ulster”. Es probable que no haya pasado mucho tiempo antes que Armagh se convirtiera en un gran centro de educación y administración.
San Patricio, en el transcurso de 30 años de apostolado, convirtió al cristianismo a “toda Irlanda”. El propio santo alude, más de una vez, a las “multitudes”, a los “muchos miles” que bautizó y confirmó. “Ahí”, dice San Patricio, “donde jamás se había tenido conocimiento de Dios; allá, en Irlanda, donde se adoraba a los ídolos y se cometían toda suerte de abominaciones, ¿cómo ha sido posible formar un pueblo del Señor, donde las gentes puedan llamarse hijos de Dios? Ahí se ha visto que hijos e hijas de los reyezuelos escoceses, se transformen en monjes y en vírgenes de Cristo”. Sin embargo, como es lógico pensar, el paganismo y el vicio no habían desaparecido por completo. En las “Confesiones”, que fueron escritas hacia el fin de su vida, dice el santo: “A diario estoy a la espera de una muerte violenta, de ser robado, de que me secuestren para servir como esclavo, o de cualquier otra calamidad semejante”. Pero más adelante agrega: “Me he puesto en manos del Dios de misericordia, del Todopoderoso Señor que gobierna toda cosa y, como dijo el profeta: ‘Deja tus cuidados con el Señor y El proveerá la manera de aliviarlos”. En esta confianza estaba, sin duda su incansable valor y la firme decisión de San Patricio a lo largo de su heroica carrera. Su fortaleza de no permitir a los enemigos del catolicismo que propagaran por allí sus herejías, fue una de las razones para que Irlanda se haya conservado tan católica.
La obra del incansable misionero dio muchos frutos con el tiempo: Lo vemos en el maravilloso florecimiento de santos irlandeses. Logró reformar las leyes civiles de Irlanda, consiguió que la legislación fuera hecha de acuerdo con los principios católicos, lo cual ha contribuido a que esa nación se haya conservado firme en la fe por más de 15 siglos, a pesar de todas las persecuciones.
Según un cronista de Britania, Nennius, San Patricio subió a una montaña a rezar y hacer ayuno y “desde aquella colina, Patricio bendijo al pueblo de Irlanda y, el objeto que perseguía al subir a la cima, era el de orar por todos y el de ver el fruto de sus trabajos…Después, en edad bien avanzada, fue a recoger su recompensa y a gozar de ella eternamente. Amén”. Patricio murió y fue sepultado en el año 461, en Saúl, región de Stragford Lough, donde había edificado su primera iglesia.
(Versión Corta)
Cristo conmigo,
Cristo ante mí,
Cristo tras de mí,
Cristo en mí,
Cristo bajo mí,
Cristo sobre mí,
Cristo a mi derecha,
Cristo a mi izquierda,
Cristo cuando me acuesto,
Cristo cuando me siento,
Cristo cuando me levanto,
Cristo en el corazón de todo hombre
que piensa en mí,
Cristo en la boca de todo hombre
que hable de mí,
Cristo en todo ojo que me ve,
Cristo en todo oído que me escucha.
(Versión Larga)
Me levanto hoy
Por medio de poderosa fuerza,
la invocación de la Trinidad,
Por medio de creer en sus Tres Personas,
Por medio de confesar la Unidad,
Del Creador de la Creación.
Me levanto hoy
Por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo,
Por medio de la fuerza de Su crucifixión y su sepulcro,
Por medio de la fuerza de Su resurrección y ascención,
Por medio de la fuerza de Su descenso para juzgar el mal.
Me levanto hoy
Por medio de la fuerza del amor de Querubines,
En obediencia de Ángeles, En servicio de Arcángeles,
En la esperanza que la resurrección encuentra recompensa,
En oraciones de Patriarcas, En palabras de Profetas,
En prédicas de Apóstoles, En inocencia de Santas Vírgenes,
En obras de hombres de bien.
Me levanto hoy
Por medio del poder del cielo:
Luz del sol,
Esplendor del fuego,
Rapidez del rayo,
Ligereza del viento,
Profundidad de los mares,
Estabilidad de la tierra,
Firmeza de la roca.
Me levanto hoy
Por medio de la fuerza de Dios que me conduce:
Poder de Dios que me sostiene,
Sabiduría de Dios que me guía,
Mirada de Dios que me vigila,
Oído de Dios que me escucha,
Palabra de Dios que habla por mí,
Mano de Dios que me guarda,
Sendero de Dios tendido frente a mí,
Escudo de Dios que me protege,
Legiones de Dios para salvarme
De trampas del demonio,
De tentaciones de vicios,
De cualquiera que me desee mal,
Lejanos y cercanos,
Solos o en multitud.
Yo invoco éste día todos estos poderes entre mí y el malvado,
Contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma,
Contra conjuros de falsos profetas,
Contra las negras leyes de los paganos,
Contra las falsas leyes de los herejes,
Contra obras y fetiches de idolatría,
Contra encantamientos de brujas, forjas y hechiceros,
Contra cualquier conocimiento corruptor de cuerpo y alma.
Cristo escúdame hoy
Contra filtros y venenos, Contra quemaduras,
Contra sofocación, Contra heridas,
De tal forma que pueda recibir recompensa en abundancia.
Cristo conmigo,
Cristo frente a mí,
Cristo tras de mí,
Cristo en mí, Cristo a mi diestra,
Cristo a mi siniestra,
Cristo al descansar,
Cristo al levantar,
Cristo en el corazón de cada hombre que piense en mí,
Cristo en la boca de todos los que hablen de mí,
Cristo en cada ojo que me mira,
Cristo en cada oído que me escucha.
Me levanto hoy
Por medio de poderosa fuerza, la invocación de la Trinidad,
Por medio de creer en sus Tres Personas,
Por medio de confesar la Unidad,
Del Creador de la Creación.
San Patricio
Apóstol de Irlanda, nacido en Kilpatrick, próximo a Dumbarton, en Escocia, en el año de 387; fallecido en Saul, Downpatrick, Irlanda, el 17 de Marzo de 493.
Tuvo por progenitores a Calphurnius y Conchessa. El primero pertenecía a una familia romanizada de alto nivel y desempeñaba el cargo de decurio en Galia o Bretaña. Conchessa, su madre, era parienta cercana del gran patrono de Galia, San Martín de Tours. Kilpatrick todavía conserva muchos recuerdos de San Patricio, y hasta muy entrada en la Edad Media se realizaban peregrinaciones para perpetuar su fama de santidad y sus milagros.
A sus dieciséis años de edad, Patricio fue secuestrado en cautiverio por merodeadores irlandeses y vendido como esclavo a un cacique llamado Milchu en Dalriada, territorio del actual condado de Antrim en Irlanda, donde por seis años atendió los rebaños en el valle de Braid y las laderas de Slemish, cerca del moderno pueblo de Ballymena. Él relata en su “Confessio” que durante su cautiverio mientras cuidaba de los rebaños él rezaba muchas veces durante el día: “el amor de Dios”, agregando:
«Y mi temor hacia Él aumentaba en mi cada vez más, y la fé crecía en mí, y el espíritu animado, de tal modo que, en un mismo día, yo había rezado tantas como cien oraciones, y en la noche casi las mismas, de tal forma que estando en el bosque y en la montaña, incluso antes de amanecer, yo era animado a rezar y no sentía molestia de hacerlo, estuviera nevando, helando o lloviendo; ni tampoco indolencia alguna por parte mía, como la pueda ver ahora, porque entonces el espíritu estaba fervoroso dentro de mí».
Por medio de una benigna Providencia los seis años del cautiverio de Patricio se tornaron en una remota preparación para su futuro apostolado. Adquirió así un perfecto conocimiento de la lengua Céltica con la cual algún día anunciaría las buenas nuevas de la Redención, y, como su amo Milchu era uno de los grandes sacerdotes druídicos, se familiarizó con todos los detalles del Druidismo de cuya esclavitud estaba destinado a liberar al pueblo irlandés.
Advertido por un ángel después de seis años escapó de su cruel amo y dirigió sus pasos hacia el oeste. Él nos relata en su “Confessio” que tuvo que recorrer cerca de 200 millas; y su jornada fue probablemente hacia bahía de Killala y de ahí en delante a Wesport. Encontrando una embarcación presta para navegar y después de algunos rechazos fue permitido a bordo. En pocos días se encontró entre sus seres queridos nuevamente en Bretaña, pero ahora su corazón estaba concentrado en dedicarse al servicio de Dios por medio del sagrado ministerio. Nos lo encontramos en el monasterio de San Martín en Tours, y nuevamente en el santuario isleño de Lérins donde justamente entonces adquiría amplia y reconocida fama de aprendizaje y devoción; así como variadas lecciones de heroico perfeccionamiento en el ejercicio de la vida Cristiana que pudieran ser adquiridas, hasta allí era seguro que Patricio encaminaría sus pasos. No había aún terminado San Germán su gran misión en Auxerre cuando Patricio se colocó bajo su guía, y fue bajo la mano de este gran obispo que pocos años después el futuro apóstol de Irlanda sería promovido al sacerdocio. Es tradición en el territorio de los Morini que Patricio bajo la conducción de San Germán por algunos años estuvo ocupado en tareas misionarias entre ellos. Cuando Germán comisionado por la Santa Sede procedió a Bretaña para combatir las enseñanzas erróneas de Pelagius, escogió a Patricio para ser uno de su compañeros misioneros y por tanto fue privilegiado en ser asociado con el representante de Roma en los triunfos resultantes sobre herejía y paganismo, y en muchos de los notables eventos de la expedición, tales como el milagroso apaciguamiento de una tormenta en el mar, la visita a la las reliquias en el santuario de San Alban, y la victoria de Alleluya. Entre todos estos eventos, sin embargo, los pensamientos de Patricio se volcaban hacia Irlanda, y de cuando en cuando era favorecido con visiones de los niños de Focluth, a la orilla del mar occidental, que le imploraban: ” Oh santo joven, regresa a Erin, y camina nuevamente entre nosotros”.
El Papa Celestino I , quien rindiera inmortal servicio a la Iglesia al desbancar las herejías Pelagianas y Nestorianas, y por el incorruptible lazo de honor decretado a la Santísima Virgen en el Concilio General de Éfeso, coronando su pontificado con un acto de consecuencias del más largo alcance para la expansión del Cristianismo y la civilización, cuando confirió a Patricio con la misión de reunir al pueblo de Irlanda bajo el manto protector de Cristo. Palladius (q.v.) ya había recibido esa comisión, pero aterrorizado por la fiera oposición por parte de un cacique de Wicklow había abandonado la sagrada empresa. Fue San Germán, obispo de Auxerre quién recomendaría a Patricio ante el Papa. El escritor de La Vida de San Germán en el siglo noveno, Heric de Auxerre, atestigua este importante hecho: ” Dado que la gloria del padre brilla en la preparación de los hijos, de los muchos hijos en Cristo que San Germán se sabe que tuvo como discípulos en religión, hagamos mención aquí, brevemente, de uno de los más famosos, Patricio, el Apóstol especial de la nación Irlandesa, como el registro de su trabajo lo muestra. Sujeto al más santificado aprendizaje por 18 años, bebiendo abundante conocimiento del generoso manantial de las Sagradas Escrituras. Germán le envió, acompañado por Segetius, su sacerdote, a Celestino, Papa de Roma, aprobado por su juicio, soportado por su autoridad, y reforzado por su bendición, se encaminó hacia Irlanda . ” Fue poco antes de su muerte que Celestino le encomendó esta misión al apóstol de Irlanda y en tal ocasión le confirió muchas reliquias y otros regalos espirituales, y le dió el nombre de “Patertius” o “Patritius”, no como un título honorario, pero como una predicción de lo fructífera y meritorio de su apostolado por lo que se convertiría en pater civium ( padre de su pueblo). Patricio a su regreso de la jornada a Roma recibió en Ivrea las nuevas de la muerte de Palladius, y desviándose hacia la vecina ciudad de Turín recibió la consagración episcopal de manos de su gran obispo, San Máximo, y a partir de entonces se apresuró hacia Auxerre para realizar bajo la dirección de San Germán las preparaciones para la misión irlandesa.
Es probable que durante los meses de verano del año 433, que Patricio y sus acompañantes desembarcaran en la boca del río Vantry cercano a la cabeza de Wiclow. Los sacerdotes Duidas se levantaron en contra suya como un solo hombre. Pero Patricio no se desanimó. El intrépido misionero resolvió explorar un territrio mas amistoso por donde iniciar su misión. Antes que nada, sin embargo, procedería hacia Dalriada, donde estuvo esclavizado, para liquidar el precio de su rescate a su antiguo amo, y a cambio de la servidumbre y crueldad recibida a sus manos impartirle las bendiciones y liberación de los hijos de Dios. Descansó por algunos días en las islas frente a las costas de Skerries, una de las cuales retiene el nombre de Inis-Patrick, y probablemente visitó las tierras adyacentes, las cuales eran conocidas como Holm Patrick. La tradición señala cariñosamente las marcas de los pies de San Patricio en la dura roca de la costa principal, a la entrada de la bahía Skerrie. Continuando su rumbo hacia el norte descansó en la boca del río Boyne. Donde una cantidad de nativos se había reunido a su derredor escuchando con alegría en su propia dulce lengua las buenas nuevas de la Redención. Ahí también realizaría su primer milagro en tierra Irlandesa para ratificar los honores debidos a la Virgen Santísima, y el Divino nacimiento de nuestro Salvador. Dejando a uno de sus compañeros para continaur con la labor de instrucción tan venturosamente iniciada, se apresuró hacia Stangford Loughland donde bajando de su bote continuó su jornada por tierra hacia Slemish. No había avanzado buen trecho cuando un cacique, llamado Dicu, apareció en la escena para evitar la continuación de su avance. Blandió su espada para derribar al santo, pero su brazo quedó rígido como estatua y así permaneció hasta que se sometió a Patricio. Avasallado por los milagros y mansedumbre del santo, Dichu pidió ser instruido y preparó una generosa donación en forma de un gran sabhall (granero), en el cual los sagrados misterios se ofrecerían. Este fue el primer santuario dedicado por San Patricio en Erin (Irlanda). En años posteriores sería uno de los selectos sitios de retiro del santo. Un monasterio e iglesia serían erectos ahí,y el consagrado sitio retiene el nombre Sabhall (pronunciado Saul) hasta la fecha.
Continuando su camino hacia Slemish, el santo fue sobrecogido de horror al ver en la distancia el fuerte de su antiguo amo Milchu envuelto en llamas. La fama del maravilloso poder de milagros de Patricio le precedía . Milchu, en un arrebato de frenesí, juntó todos sus tesoros en su mansión y le puso fuego, lanzándose él mismo a las flamas. Un antiguo relato agrega: ” Su orgullo no pudo soportar la idea de ser vencido por su antiguo esclavo”.
De retorno a Saul, San Patricio se enteró por Dichu que los caciques de Erin habían sido convocados para celebrar una celebración especial en Tara por Leoghaire, quien era el Ard-Righ, es decir, el Supremo Monarca de Irlanda. Esta era una oportunidad que Patricio no podía dejar de lado; él se presentaría ante la asamblea, para inflingir un decisivo golpe contra el Duridismo que mantenia cautiva a la nación, y para obtener la liberación por medio de las buenas nuevas de la Redención de la cual era el heraldo. Mientras se trasladaba descansó por algunos días en casa de un cacique llamado Secsen, quien con todos sus súbditos jubilosos abrazaron la Fé. El joven Benen, o Benigno, hijo del cacique, estaba especialmente cautivado por las doctrinas del Evangelio y la mansedumbre de Patricio. Mientras el santo descansaba él recogía flores olorosas y las derramaba sobre su pecho, y cuando Patricio se preparaba para continuar su camino hacia Tara, Benigno se aferró a sus pies declarando que nada lo separaría de él. ” Permítanle hacer su voluntad”, dijo San Patricio al cacique, ” él será heredero de mi sagrada misión.”
Desde entonces Benigno fue el inseparable compañero del santo, y la profecía se cumplió, ya que Benigno fue nominado entre los “comhards” o sucesores de San Patricio en Armagh. Era el 26 de Marzo, Domingo de Pascua, en 433, que la memorable asamblea se reunió en Tara, y el decreto de extinguir los fuegos el día anterior por todo el reino se cumplió, hasta que la señal de encender se prendiera en la mansión real. Los jefes y Brehons arrivaron en gran cantidad y los druidas también se reunieron para desafiar en fuerza al heraldo de las buenas nuevas y aferrar su superstición sobre la raza céltica, ya que sus oráculos demoníacos les habían anunciado que el mensajero de Cristo había arribado a Erin (Irlanda). San Patricio se presentó en la colina de Slane, en el extremo opuesto del valle de Tara, en la víspera de Pascua, en ese año la fiesta de la Anunciación, y en la cima de la colina encendió el fuego Pascual. Los druidas levantaron la voz al unísono. ” O Rey, vive por siempre, este fuego que ha sido encendido en desafío al real edicto, arderá por siempre en esta tierra a menos que sea extinguido esta misma noche.” Por orden del rey y encargo de los druidas, repetidos intentos de extinguir el sagrado fuego y de castigar con muerte al intruso que había desobedecido el real decreto, se realizaron. Pero el fuego prevaleció y Patricio escudado por el Divino poder resultó ileso de sus trampas y asaltos. En Domingo de Pascua la banda de misioneros con el joven Benigno a la cabeza acarreando en alto un ejemplar de los Evangelios, y seguido por San Patricio quien con mitra y báculo y portando atuendo episcopal completo, avanzó en orden procesional hacia Tara. Druidas y hechiceros reunieron toda su fuerza y emplearon todos sus encantamientos para mantener su influencia sobre los irlandeses, pero la oración y fé de Patricio alcanzó un glorioso triunfo. Los druidas con sus encantamientos cubrieron la colina y la vecina llanura con una nube peor que las tinieblas egipcias. Patricio les desafió a remover la nube, y cuando todos sus esfuerzos en contra se gastaron en vano, como respuesta a sus oraciones el sol envió sus rayos y la más brillante luminosidad encendió la escena. Nuevamente por medio de poderes demoníacos el Arqui-Druida Lochru , como Simon Magus de la antiguedad, se elevó en el aire, pero cuando Patricio se arrodilló en oración el druida desde su altura cayó despedazado sobre una roca. Así fue el último golpe inflingido al paganismo en la presencia de toda la asamblea de caciques. Fue, de hecho, un trascendental día para la raza irlandesa. Dos veces Patricio abogó por la Fé frente a Leoghaire. El monarca había girado ordenes para que no se rindieran signos de respeto a los extranjeros, pero durante la primer reunión el joven Erc, un paje real, se incorporó para mostrarle reverencia; y en la segunda, cuando todos los caciques estaban reunidos, el bardo en jefe Dubhtach mostró los mismos honores al santo. Estos heroicos hombres se volvieron fervientes discípulos de la Fé y brillantes ornamentos de la Iglesia Irlandesa. Se dice que durante esta segunda solemne ocasión San Patricio arrancó un trébol del pasto, para explicar usando su hoja triple y único pecíolo, en forma algo simple a los ahí reunidos, la gran doctrina de la Divina Trinidad. En ese luminoso Domingo de Pascua, el triunfo de la religión en Tara fue completo. El Ard-Righ otorgó permiso a Patricio de predicar la Fé a lo largo y ancho de Erin, y la profecía druídica como las del Balaam de la antiguedad se cumplirían: el sagrado fuego una vez encendido por el santo, jamás sería extinguido.
La hermosa oración de San Patricio, popularmente conocida como ” La Coraza de San Patricio”, fue supuestamente compuesta por él en preparación de esta victoria sobre el paganismo. La siguiente es una traducción literal de un antiguo texto irlandés:
Me levanto hoy Por medio de poderosa fuerza, la invocación de la Trinidad, Por medio de creer en sus Tres Personas, Por medio de confesar la Unidad, Del Creador de la Creación.
Me levanto hoy Por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo, Por medio de la fuerza de Su crucifixión y su sepulcro, Por medio de la fuerza de Su resurrección y asunción, Por medio de la fuerza de Su descenso para juzgar el mal.
Me levanto hoy Por medio de la fuerza del amor de Querubines, En obediencia de Ángeles, En servicio de Arcángeles, En la esperanza que la resurrección encuentra recompensa, En oraciones de Patriarcas, En palabras de Profetas, En prédicas de Apóstoles, En inocencia de Santas Vírgenes, En obras de hombres de bien.
Me levanto hoy Por medio del poder del cielo: Luz del sol, Esplendor del fuego, Rapidez del rayo, Ligereza del viento, Profundidad de los mares, Estabilidad de la tierra, Firmeza de la roca.
Me levanto hoy Por medio de la fuerza de Dios que me conduce: Poder de Dios que me sostiene, Sabiduría de Dios que me guía, Mirada de Dios que me vigila, Oído de Dios que me escucha, Palabra de Dios que habla por mí, Mano de Dios que me guarda, Sendero de Dios tendido frente a mí, Escudo de Dios que me protege, Legiones de Dios para salvarme De trampas del demonio, De tentaciones de vicios, De cualquiera que me desee mal, Lejanos y cercanos, Solos o en multitud.
Yo invoco éste día todos estos poderes entre mí y el malvado, Contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma, Contra conjuros de falsos profetas, Contra las negras leyes de los paganos, Contra las falsas leyes de los herejes, Contra obras y fetiches de idolatría, Contra encantamientos de brujas, forjas y hechiceros, Contra cualquier conocimiento corruptor de cuerpo y alma.
Cristo escúdame hoy Contra filtros y venenos, Contra quemaduras, Contra sofocación, Contra heridas, De tal forma que pueda recibir recompensa en abundancia.
Cristo conmigo, Cristo frente a mí, Cristo tras de mí, Cristo en mí, Cristo a mi diestra, Cristo a mi siniestra, Cristo al descansar, Cristo al levantar, Cristo en el corazón de cada hombre que piense en mí, Cristo en la boca de todos los que hablen de mí, Cristo en cada ojo que me mira, Cristo en cada oído que me escucha.
Me levanto hoy Por medio de poderosa fuerza, la invocación de la Trinidad, Por medio de creer en sus Tres Personas, Por medio de confesar la Unidad, Del Creador de la Creación.
San Patricio permaneció durante la semana Santa en Slane y Tara, mostrando a los que le rodeaban las lecciones de la Divinidad. Mientras los juegos nacionales se celebraban a unas cuantas millas en Tailten (ahora Telltown) conectados con la fiesta real. San Patricio procedió solemnemente a administrar el bautismo a Conall, hermano del Ard-Reigh Leoghaire, el Miércoles 5 de Abril. Benigno y otros ya habían sido reunidos bajo el manto de Cristo privadamente, pero este sería la primer administración pública del Bautismo, reconocido por real edicto, y desde entonces en los antiguos calendarios irlandeses al día 5 de Abril se le conoce como ” Comienzo del Bautismo de Erin”. Este primer cacique real cristiano le hizo un regalo a Patricio dotándolo de un sitio para una iglesia que hasta el presente retiene el nombre de Donagh-Patrick. Las bendiciones del cielo llegaron a la familia de Conall. San Columba es reconocido entre sus descendientes, y muchos de los reyes de Irlanda hasta el siglo once provenían de su linaje. San Patricio dejó que algunos de sus compañeros continuaran la labor de evangelización en Meath, tan auspiciosamente iniciada. Él visitaría otros territorios. Algunos de los caciques que llegaron a Tara eran de Focluth, en las inmediaciones de Killala, en Connaught, y así como fue que en sueños los niños de Focluth le convocaban a retornar a Irlanda, resolvió acompañara a esos caciques en su retorno, y así fue como el distrito de Focluth estaría entre los primeros en recibir las buenas nuevas de la Redención. Lo que nos brinda prueba convincente de las dificultades que San Patricio tuvo que superar, que a pesar de tener completa libertad para predicar la Fé a través de Erin, otorgada por el monarca Leoghaire, sin embargo, para procurarse un salvoconducto a través de los territorios en camino de Connaught tuvo que pagar el precio de quince esclavos. A su paso por Granard se enteró que en Magh-Slacht, no lejos de allí, un vasto número de personas ofrecía adoración a le ídolo principal Crom-Cruach. Era un inmenso pilar de roca, cubierto de láminas de oro y plata, con un círculo de doce ídolos menores a su alrededor. Procedió en esa dirección, y con su báculo golpeó al ídolo que se derrumbó en polvo, los demás cayeron al suelo. En Killala encontró a todos los pobladores del territorio reunidos. Al escuchar su prédica, el rey y sus hijos, junto con 12,000 pobladores, se convirtieron dócilmente a la Fé. Pasó siete años visitando cada distrito de Connaught, organizando parroquias, formando dióceses, e instruyendo al pueblo y sus caciques. En ocasión de su primer visita a Rathcorgar, la sede real de los reyes de Connaught, situado cerca de Tulsk, en el Condado de Roscommon, un notable incidente ocurrió, registrado en muchos de las auténticas narrativas de la vida del santo. Cerca del claro manantial de Clebach, no lejos de la sede real, Patricio y sus venerables compañeros habían colocado sus tiendas y temprano de madrugada se encontraban cantando alabanzas al Santísimo, cuando dos de las hijas del monarca – Ethne, la hermosa, y Fedelm, la roja- se acercaron, como era su costumbre, a bañarse. Sorprendidas por la visión que se les presentaba a ellas, las reales doncellas preguntaron: ” Quienes sois, de donde provenís ? Son acaso fantasmas, o duendes, o mortales amistosos ?” San Patricio le dijo entonces: ” Será mejor que vosotras adoren y veneren un Dios verdadero, el cual les anunciamos, más que satisfacer su curiosidad con tan vanas preguntas.” Entonces Ethne le asedió con las preguntas:
“¿Quien es Dios?” “¿En dónde está Dios?” “¿En donde se encuentra su morada?” “¿Tiene Dios hijos e hijas? “¿Es Dios rico en oro y plata?” “¿Es eterno ? Es hermoso ?” “¿Son sus hijas queridas y hermosas a los hombres de este mundo?” “¿Esta Dios en los cielos o en la tierra?” “¿En el mar, en los ríos, en las montañas, en los valles?” “¿Haz que le conozcamos. Como puede ser visto?” “¿Es durante la juventud o la vejez que puede ser encontrado?”
Sin embargo San Patricio, lleno del Espíritu Santo, les contestó:
“Dios, a quien les anunciamos, es el Amo de todas las cosas.” “El Dios del cielo y de la tierra, del mar y de los ríos.” “El Dios del sol, y de la luna, y de todas las estrellas.” “El Dios de las altas montañas y de los bajos valles.” “El Dios por encima del cielo, en el cielo, y bajo el cielo.” “Su morada esté en el cielo y en la tierra, y el mar, y todo lo demás.” “Él le da aliento a todo.” “Él le da vida a todo.” “Él está encima de todo.” “Él es el sostén de todo.” “Él le da luz al sol.” “Él imparte esplendor a la luna.” “Él ha hecho manantiales en la seca tierra, e islas en el océano.” “Él ha ordenado a las estrellas servir a las grandes luminarias.” “Su Hijo es coeterno e igual con Él mismo.” “Su Hijo no es más joven que el Padre.” “Y el Padre no es más viejo que el Hijo.” “Y el Espíritu Santo procede de ellos.” “El Padre y el Hijo y el Espíritu Santo son indivisibles.” “Pero yo deseo unirlas por Fé con el Rey Celestial, así como son hijas
de un monarca terrenal."
Las doncellas, como unidas con una voz y un corazón, contestaron: “Enseñadnos atentamente como creer en el Rey Celestial, mostradnos como podemos contemplarlo cara a cara, y nosotras haremos lo que nos ordenes”.
Y cuando él las instruyó les preguntó: “Creéis vosotras que por el bautismo se liberan del pecado heredado de los primeros padres”.
Le contestaron: “Sí creemos.” “¿Creéis vosotras en la penitencia después de pecar?” “Sí creemos.” “Creéis vosotras en la vida después de la muerte? ¿Creéis en la resurrección en el Día del Juicio?” “Creéis en la unidad de la Iglesia?” “Sí creemos”.
Entonces fueron bautizadas, y vestidas en prendas blancas. Pidiéndole poder ver el rostro de Cristo. El santo le dijo: “Vosotras no podréis contemplar el rostro de Cristo a menos que prueben la muerte, y a menos que reciban el Sacrificio.” Ellas le contestaron: “Dadnos el Sacrificio, de tal suerte que seamos capaces de contemplar a nuestro Esposo”. Y el antiguo relato agrega: ” cuando recibieron la Eucaristía de Dios, durmieron el sueño de la muerte, y fueron colocadas en reposo, portando sus vestimentas bautismales.”
En el 440 San Patricio se embarcó en la tarea especial de la conversión de Ulster. En el siguiente año, los antiguos anales relatan una maravillosa expansión de la Fé a través de la provincia. En 444 un sitio para una iglesia en Armagh fue donado por Daire, el cacique del distrito. Estaba en un valle al pie de una colina, pero el santo no estaba satisfecho. El tenía especiales designios en su corazón para ese distrito, y generosamente el cacique le dio a escoger en su territorio cualesquier sitio que él considerara adecuado para sus propósitos religiosos. San Patricio escogió esa hermosa colina en la cual la vieja catedral de Armagh se levanta. Mientras demarcaba la iglesia con sus compañeros, se encontraron con una cierva y su cervato, que los compañeros de Patricio querían matar para alimentarse; pero San Patricio no se los permitió, y , tomando al cervatillo sobre sus hombros, seguido por la madre, procedió a una colina vecina, dejando al cervatillo, anunciando que en ese sitio, en el futuro, grande gloria sería dada al Altísimo. Siendo precisamente esa colina que Patricio fijó que, hace pocos años , se dedicó solemnemente la nueva y hermosa catedral Católica de Armagh. Un representante de la Santa Sede presidió la ocasión, cientos de sacerdotes y obispos se reunieron en ese sitio; y , de hecho, la verdad sea dicha, la totalidad de los irlandeses ofrecieron en esa ocasión esa gloriosa catedral al Altísimo como tributo de su fé unida y su devoción, y su irreducible amor a Dios.
De Ulster San Patricio probablemente procedió hacia Meta para consolidar la organización de la comunidades en ese sitio, y de ahí continuó su camino a través de Leinster. Dos de los más distinguidos compañeros del santo, San Auxilius y San Iserninus, tuvieron el rico valle de Liffey asignado a ellos. El nombre del primero todavía se conserva en la iglesia que fundó en Kilossy, mientras que el segundo es honrado como el primer Obispo de Kilcullen. Como era su costumbre, el primer objetivo de San Patricio era reunir a los caciques dirigentes bajo el manto de la fé. En Naas, la sede real en aquellos días, bautizó a dos hijos del Rey de Leinster. Memoriales del santo aún abundan en el distrito-las ruinas de la antigua iglesia que fundó, su pozo santificado, y los sitios consagrados en los cuales el poder de Dios se mostró en forma de milagros. En Sletty, en las inmediaciones de Carlow, San Fiacc, hijo del cacique Brehon, Dubthach, fue instalado como obispo, y por un considable período de tiempo esa sede continuó como el centro principal de la religión para todo Leinster. San Patricio procedió a través de Gowran hacia Ossory; y la enriqueció con abundancia de preciosas reliquias que había traído desde Roma. Fue en Leinster, en los límites de los actuales condados de Kildare y Queen´s, que O Dhran , el carrocero de San Patricio, se ganó la corona del martirio. El cacique del distrito honraba al ídolo demoníaco, Crom-Cruach, con especial devoción, y , al escuchar que el ídolo había sido derribado, juró vengar el insulto con la muerte de nuestro apóstol. Al pasar por el territorio, O Dhran se enteró de la conspiración organizada para asesinar a San Patricio, y al momento de acomodarse en la carroza para continuar su jornada, le pidió al santo tomar el lugar de honor y descansar. Esto se le concedió, y justo iniciaban su camino cuando un bien apuntado golpe de lanza atravesaba el corazón del devoto conductor, quien al cambiar de sitio, salvó la vida de San Patricio, y se gano a si mismo la corona del martirio.
San Paticio acto seguido procedió a Munster. Como de costumbre, sus esfuerzos fueron dirigidos a combatir los errores en los centros principales de autoridad, a sabiendas que, en el sendero de la conversión, los reyes y caciques pronto serían seguidos por sus súbditos. En “Cashel of the Kings” fue recibido con gran entusiasmo, los jefes y Brehons y el pueblo le dieron la bienvenida con muestras de júbilo. Mientras realizaba el bautismo del príncipe real Aengus, hijo del Rey de Munster, el santo, al apoyar su báculo, perforó con su aguda punta el pie del príncipe. Aengus resistió estoico el dolor. Cuando San Patricio al final de la ceremonia, observó la hemorragia, y le preguntó por qué se había mantenido en silencio, le replicó con genuino heroísmo, que había pensado que eso era parte de la ceremonia, una penalidad a cambio de las dichosas bendiciones de la Fé que era impartida. El santo admiró su heroísmo, y, tomando el escudo del cacique, le inscribió en el mismo una cruz con la misma punta del báculo, y prometió que aquel escudo sería la señal de incontables triunfos temporales y espirituales. Nuestro apóstol pasó considerable tiempo en el actual condado de Limerick. La fama de sus milagros y santidad le precedieron, y los habitantes de Thomond y el norte de Munster, cruzaban el río Shannon en sus frágiles barquichuelos de cuero, de prisa para recibir su instrucción. Cuando les otorgaba su bendición en la cima del la colina de Finnime, y contemplaba las ricas llanuras frente a él, se dice que profetizó la llegada de San Senanus: “ A la verde isla en el Oeste, a la boca del mar ( ejem., Inis-Cathaigh, ahora Scattery Island, en la boca del Shannon, cerca de Kilrush), la lámpara del pueblo de Dios llegará; el será la cabeza del consejo de todo este territorio.” En Sangril (ahora Singland), en Limmerick, y también en el distrito de Genvowen, los pozos santificados del santo son señalados, y la loza de roca, que le sirviera de cama, y el altar en que cada día ofreció el Santo Sacrificio. En las riveras del Suit, y el Blackwater, y el Lee, donde fuera que el santo predicara durante los siete años que pasó en Munster, una calurosa bienvenida le esperaba. El antiguo Vida lo detalla: “ Después que Patricio fundara conventos e iglesias, y ordenara gentes de todos grados, y sanara enfermos, y resucitara muertos, se despidió de ellos, y les impartió su bendición a todos ellos.” Las palabras de su bendición , que se dice fue impartida en las colinas de Tipperary, como es registrada en la Vida del santo, a la cual nos acabamos de referir, es particularmente hermosa:
Una bendición a la gente de Munster- Hombres, jóvenes, y mujeres; Una bendición a la tierra Que les rinde frutos.
Una bendición en cada tesoro Que sea producido en sus llanuras, Que no se encuentre nadie en necesidad, La bendición de Dios sea con Munster.
Una bendición en sus cumbres, En sus expuestas rocas, Una bendición en sus vegas, Una bendición en sus crestas.
Como la arena del mar bajo las naves, Sea cantidad en sus corazones; En laderas, en los llanos, En montañas, en colinas, una bendición
San Patricio continuo hasta su muerte el visitar y vigilar las iglesias que había fundado en todas las provincias de Irlanda. Confortó a los fieles en sus dificutades, los fortaleció en la Fé y en la práctica de la virtud, y designó pastores para continuar su labor entre ellos. Se registra en su Vida que consagró a no menos de 350 obispos. Asignó a San Loman en Trim, que rivalizó al mismo Armagh en abundantes cosechas de devoción. San Guasch, hijo del su antiguo amo, Milchu, se convirtió en Obispo de Granard, mientras que las dos hijas del mismo cacique pagano fundaron ahí cerca, en Clonbroney, un convento de piadosas vírgenes, recibiendo meritoriamente la aureola de santidad. San Mel, sobrino de nuestro apóstol, tuvo el cargo de Ardagh; San MacCarthem, que al parecer fue partricularmente querido por San Patricio, fue nombrado Obispo de Clogher. La narrativa en la antigua Vida del santo en referencia a su visita al distrito de Costell, en el Condado de Mayo, sirve para ilustrar la forma de tratar con los caciques. El encontró, así relata, a Ernasc, y su hijo, Loarn, sentados bajo un árbol, “ con quienes permaneció, en compañía de sus doce acompañantes, por espacio de una semana, recibiendo de él la doctrina de la salvación con atentos oídos y mente. Mientras que instruía a Loarn en los rudimentos de sabiduría y piedad. “ Una iglesia fue erecta en el lugar, y , después de muchos años, Loarn fue designado a su cargo. Las múltiples virtudes en que los primeros santos eran distinguidos, brillaron en toda su perfección en la vida de San Patricio. Cuando no estaba involucrado en la labor del sagrado ministerio, todo su tiempo lo pasaba en oración. Muchas veces durante el día se armaba con el signo de la Cruz. El nunca relajaba sus ejercicios peniténciales. Arropado solo de su cilicio, hacia de la dura roca su lecho. Su desinterés en lo material es especialmente conmemorado. Incontables conversos de alto rango ponían sus preciosos ornamentos a sus pies, pero todos les eran restaurados. El no había venido a Erin en busca de riqueza material, pero en cambio vino a enriquecerla en los invaluables tesoros de la Fé Católica. De tiempo en tiempo se retiraba de los deberes espirituales del apostolado para dedicarse enteramente a la penitencia y oración. Uno de sus selectos retiros fue la isla de Lough Derg, la cual, hasta nuestros días, continúa siendo un retiro favorito de los peregrinos, y es conocido con el Purgatorio de San Patricio. Otro teatro de su milagroso poder, devoción y austeridades penitenciales en el oeste de Irlanda amerita especial atención. En el punto más occidental de Connaught hay una cordillera de altas montañas, las cuales, desplegadas en su abrupta majestad, lanzan su reto al oleaje y tormentas del Atlántico. A la cabeza de esta cordillera se levanta majestuoso en solitaria grandeza un cono, de aproximadamente 1,300 metros de altura, a la vista de Crew Bay, y proyectando su sombra sobre los distritos adyacentes de Aghagower y Westport. Esta montaña era conocida en tiempos paganos como Montaña del Águila, pero desde que Irlanda fuese iluminada por la luz de la Fé se le conoce como Croagh Patrick, es decir, Montaña de San Patricio, siendo honrada como la Santa Colina, el Monte Sinaí, de Irlanda. San Patricio en obediencia a su ángel guardián, hizo de esta montaña su consagrado sitio de retiro. En imitación del gran legislador Judío del Sinaí,, pasó cuarenta días en su cima en ayuno y oración, y en otros ejercicios penitenciales. Su único abrigo de la furia de los elementos, el viento y la lluvia, el granizo y la nieve, era una cueva, o más bien, una cavidad, en la roca sólida; y la loza en donde descansaba sus agotados miembros en la noche, está señalada todavía. El objetivo de sus oraciones y penitencias era obtener una bendición especial y misericordia para la estirpe Irlandesa, la cual evangelizó. Los demonios que hicieron de Irlanda su campo de batalla conjugaron todas sus fuerzas para tentar al santo y distraerlo en su soledad, y desviarlo, de ser posible, de su santo propósito. Se reunieron alrededor de la colina en la forma de vastas parvadas de horrendas aves de presa. Tan densos eran sus números que perecieran cubrir la totalidad de la montaña, como una nube, llenando de tal forma el aire que Patricio no podía ver el cielo ni la tierra ni el océano. San Patricio invocó al Dios para dispersar a los demonios, pero por un tiempo pereciera que sus peticiones y lágrimas fuesen en vano. A lo largo resonaba su campana de dulce tañido, símbolo de sus prédicas de las Divinas enseñanzas. Su sonido fue escuchado por todos los valles y colinas de Erin, por toda ella trayendo paz y júbilo. Las parvadas de demonios empezaron a dispersarse, desplegando su campana entre ellos; tomaron el vuelo precipitadamente, arrojándose al océano. Tan completa fue su victoria sobre ellos que, como la antigua narrativa agrega, “ por siete años nada maligno fue encontrado en Irlanda. “ El santo, sin embargo, todavía , no descendería de la montaña. Había vencido a los demonios, pero ahora se mediría con Dios mismo, como un Jacobo de antaño, para asegurar los intereses espirituales de su pueblo. El ángel le anunció que, en recompensa a su fidelidad en la oración y penitencia, que serían tantos en el cielo como su visión alcanzara a cubrir en tierra y mar. Pero más aún, sin embargo, eran las aspiraciones del santo, y decidió perseverar en ayuno y oración hasta que la totalidad de su petición fuese otorgada. Nuevamente el ángel acudió a confortarle, anunciando nuevas concesiones; pero todas estas no eran suficientes. El no abandonaría su puesto en la montaña, o relajaría su penitencia, hasta que la totalidad fuese otorgada. Al final de lo cual el mensaje vino a contestarle que sus oraciones habían sido escuchadas:
Muchas almas se salvarían del sufrimiento del purgatorio a través de su intercesión; quien fuera en el espíritu de penitencia recitara su himno antes de morir alcanzaría la celestial recompensa; las hordas de la barbarie jamás tendrán dominio sobre su Iglesia; siete años antes del Día del Juicio, el mar cubriría Irlanda para salvar a su gente de las tentaciones y terrores del Anticristo; y la más grande bendición, el mismo Patricio será designado juez de toda la raza irlandesa en el día final.
Tales fueron los extraordinarios favores que San Patricio, por medio de su lucha con el Altísimo, sus incesantes oraciones, su inconquistable amor por las cosas celestiales, y sus incesantes obras de penitencia, obtuvo para su pueblo que él evangelizó.
A veces se ha llegado a suponer que el apostolado de San Patricio en Irlanda consistió en una sucesión de pacíficos triunfos, y sin embargo fue todo lo contrario. Ninguna tormenta de persecución fue, de hecho, realizada contra la infante Iglesia, pero el santo por sí mismo estuvo sometido a frecuentes pruebas a las manos de los druidas y otros enemigos de la Fé. Él nos narra en su “Confessio” que en no menos de doce ocasiones él y sus acompañantes fueron capturados y tomados de rehenes, y en una particular ocasión cargado de cadenas, su muerte fue decretada. Pero de todas estas pruebas y sufrimientos fue liberado por la benigna Providencia. Es por referencia de las múltiples dificultades que soportó por la Fé que, en antiguos Martirologios, se le honra como mártir. San Patricio, una vez completado su triunfo sobre el Paganismo, y reunido Irlanda bajo el manto de Cristo, se preparó para recibir su recompensa. Santa Brígida le acompañó con sus escogidas vírgenes, trayendo el sudario en que sería sepultado. Se registra que cuando San Patricio y Santa Brígida estaban unidos en su última oración, una visión especial le fue mostrada. El vio la totalidad de Irlanda iluminada con los más brillantes rayos de la Divina Fé. Esto continuó por siglos, entonces nubarrones se congregaron alrededor de su amada isla, y poco a poco, la gloria religiosa se disolvía, hasta que, en el transcurso de los siglos, solamente en los más remotos valles una tenue luz permanecía. San Patricio oraba para que la luz no se extinguiera, y, mientras lo hacía, el ángel venía hacia él diciéndole: “No temas: tu apostolado jamás cesará.” Y mientras continuaba orando, la tenue lucecita crecía en luminosidad, sin cesar hasta que los valles y colinas de Irlanda volvían a ser iluminadas en su prístino esplendor, y entonces el ángel anunció a San Patricio: “ Tal será el permanente esplendor de la Divina palabra en Irlanda.” En Saul (Sabhall), San Patricio recibió su recompensa el 17 de Marzo de 493. San Tassach le administró el último sacramento. Sus restos fueron envueltos en el sudario tejido por las mismas manos de Santa Brígida. Los obispos y clérigos y la gente de fé de todas partes se aglomeraron alrededor de sus restos para rendirle honores al Padre de su Fé. Algunas de las antiguas crónicas registran que por varios días la luz del cielo brillaba alrededor de su lecho de descanso. Sus restos fueron sepultados en el fuerte del cacique a dos millas de Saul, donde en otros tiempos se levantó la catedral de Down.
Escritos de San Patricio
El “Confessio” y la “Epístola ad Coroticum” son reconocidas por los modernos críticos de ser de incuestionable autenticidad. La mejor edición, con texto, traducción, y notas críticas, es por el Reverendo Dr. White de la Real Academia Irlandesa, en 1905. Los 34 cánones de un sínodo realizado antes del año 460 por San Patricio, Auxilius, e Isserninus, aunque rechazados por Todd y Haddan, han sido colocados por el Profesor Bury más allá del alcance de la controversia. Otra serie de 31 cánones eclesiásticos titulados “Synodus secunda Patritii” , aunque incuestionablemente de origen irlandés y datados antes del final del siglo séptimo, son generalmente considerados posteriores al tiempo de San Patricio. Dos obras ( en P.L., LIII), tituladas “De abusionibus saeculi”, y “De Tribus habitaculis”, fueron compuestas por San Patricio en Irlandés y traducidas al Latín en un período posterior. Pasajes de ellos se asignan a San Patricio en el “Collectio Hibernensis Canonum”, de incuestionable autoridad y fechado en el año 700 (Wasserschleben, 2nda ed., 1885). Esta “Collectio Hibernensis” también le atribuye a San Patricio el famoso decreto sinodal : “Si quae quaestiones in hac insula oriantur, ad Sedem Apostolicam referantur.” ( Si algunas dificultades surgieran en la isla, sean referidas a la Sede Apostólica). La hermosa oración, conocida como “Faeth Fiada”, o la “ Lorica de San Patricio” (Coraza de San Patricio), editada por primera vez en su “Historia de Tara”, es aceptada universalmente en la actualidad como genuina. El “Dicta Sancti Patritii”, o breves dichos del santo, se conservan en el “Libro de Armagh”, son editados con precisión por Fray Hogan, S.J. en “Documenta de S. Patritio” (Bruselas, 1884). El viejo texto Irlandés de “ La Regla de Patricio” ha sido ediotada por O’Keeffe, y una traducción por el Arzobispo Healy en el apéndice de su Vida de San Patricio (Dublín, 1905). Es una obra de venerable antigüedad, e incopora las enseñanzas del santo.
El Trias thaumaturga (gol., Louvain, 1647) del Franciscano COLGAN es la más completa colección del antiguo Lives del santo. El Kemare Life of Saint Patrick (CUSACK, Dublin, 1869) presente de la pluma de HENNESSY la traducción del Irish Tripartite Life, con anotaciones copiosas. WHITLEY STOKES, en las Rolls Series (London, 1887), ha brindado el texto y la traducción de Vita Tripartita, junto con muchos documentos originales del Book ofAmragh y otras fuentes. La más notables obras de los últimos tiempos son SHEARMAN, Loca Patriciana (Dublin, 1879); TODD, St. Patrick, Apostle of Ireland (Dublin, 1864); BURY, Life of St. Patrick (London, 1905); HEALY, The Life and Writings of St. Patrick (Dublin, 1905).
PATRICK FRANCIS CARDINAL MORAN Transcrito por Mary Doorley Traducido del Inglés por Edmundo Bennett Durell Para gloria y difusión de la obra de San Patricio
Nació alrededor del año 387, en Escocia, en Bennhaven Taberniae (pueblecito que hoy no se encuentra en los mapas). Murió en Irlanda alrededor del 461. No se conoce con exactitud los datos cronológicos del Apóstol de Irlanda.
- Biografía de San Patricio
- San Patricio y sus enemigos
- Vida de Santidad
- La santidad da frutos
- La Coraza de San Patricio
- San Patricio en la Enciclopedia Católica
El Día de San Patricio se celebra el 17 de marzo, no solo en Irlanda, sino en muchas partes del mundo, y no solo se trata de beber cerveza, sino de muchas otras tradiciones que te vamos a contar en este artículo.
Así que antes de que salgas a celebrarlo con amigos, sigue leyendo para informarte de por qué se celebra, de donde viene y cómo puedes celebrarlo, más allá de la tradicional cerveza.
Por qué se celebra el Día de San Patricio
San Patricio es el patrón de Irlanda y precisamente murió un 17 de marzo, por eso se celebra San Patricio ese día concreto. Pero ¿quién fue San Patricio?
Pues parece ser que ni era irlandés ni se llamaba Patricio. Sus orígenes están un poco difusos. Se sabe que nació en el año 387 en algún lugar de Escocia con el nombre de Maewyn y que fue secuestrado cuando solo era un niño por parte de piratas irlandeses que lo vendieron como esclavo. Estuvo trabajando como pastor en Irlanda hasta que consiguió escaparse a Francia y se preparó para ser sacerdote cristiano.
Se dice que regresó a Irlanda y estuvo muchos años estableciendo colegios, iglesias y monasterios, trabajando por la vida espiritual de Irlanda. Fue nombrado obispo de Irlanda y estableció fuertes lazos con esta tierra.
Murió el 17 de marzo del año 461 en Saul, Downpatrick, en Irlanda del Norte. Él fue considerado oficialmente como el santo patrón de Irlanda en 1780. Y la fiesta del Día de San Patricio se convirtió en una fecha emblemática para los irlandeses.
Cómo se celebra San Patricio en el mundo
San Patricio no es una fiesta cualquiera, y te darás cuenta cuando leas cómo se celebra esta fiesta en muchos lugares del mundo. De hecho, se ha celebrado hasta fuera del planeta tierra. Los integrantes de la Estación Espacial Internacional han hecho un guiño a esta festividad tan alegre.
Es verdad que el Saint Patrick’s Day se celebra históricamente en Irlanda, pero el primer gran desfile con motivo de este día no fue hace mucho. Tuvo Lugar en 1996 en Dublín.
Desfiles
Además no es el único lugar del mundo donde homenajean al santo con un desfile. Precisamente el desfile más grande del mundo con motivo del Día de San Patricio no se hace en Irlanda sino en Nueva York, donde hay muchos emigrantes irlandeses. Cada año asisten más de 2 millones de personas.
El río verde de Chicago
Río Chicago teñido de verde durante el Día de San Patricio
En Chicago se celebran muchas fiestas en honor a San Patricio pero lo más curioso es que tiñen el río de verde. Empezaron a hacerlo en 1961 vertiendo un colorante verde al río, pero duraba más de una semana.
Después han mejorado la técnica y el tinte que usan dicen que es de origen vegetal, y primero se pone naranja hasta que se calienta y aparece el verde. La verdad que no está muy claro qué componentes usan, aunque lo que sí es cierto es que se ha hecho tan mediático que lo verás cada año en la prensa.
¿El Día de San Patricio es verde?
Se ha popularizado el color verde en el Día de San Patricio. De hecho se venden cervezas de color verde durante la celebración. Pero parece que el verdadero color era el azul. Aunque está claro que el verde le ha ganado la batalla últimamente.
El símbolo más famoso de este día es el trébol verde, y parece que proviene de que el propio San Patricio usaba el trébol de tres hojas para explicar la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
San Patricio en España
Si quieres vivir San Patricio a lo grande no hace falta que te vayas a Dublín, Chicago o Nueva York. En España también existen muchos pueblos y ciudades que celebran este día con gran entusiasmo: Barcelona, Bilbao, Madrid, o Sevilla se unen a las celebraciones de San Patricio, iluminando de verde algunos de sus edificios más emblemáticos.
- El barrio gótico de Barcelona se une a la causa vistiendo sus pubs de verde.
- Madrid celebra el Festival St Patrick Day, en el cual se recibe a todo el público amante del punkfolk y punkrock, la cerveza Guinness y el ambiente más irlandés.
- Zaragoza organiza sus Jornadas de la Cultura Irlandesa, cine, música y literatura.
- Valencia aprovecha la coincidencia con las fallas para celebrar el Día de San Patricio en los pubs.
Como celebrar el Día de San Patricio
Feliz Día de San Patricio
Si realmente quieres celebrar el Día de San Patricio seguramente no tendrás que irte muy lejos. Seguro que cerca de tu casa hay algún pub irlandés que se suma a las celebraciones de San Patricio y te puede servir una cerveza, y con suerte hasta una Guinness.
Eso, sí, no olvides lo fundamental, ir con buenos amigos y compartir un rato de diversión. No te olvides ponerte alguna prenda verde para ir a juego con el color de la fiesta.
Y compártelo en redes sociales con los hashtags #felizdiadesanpatricio #sanpatricio #vivasanpatricio
¡Feliz Día de San Patricio a todas y todos!
Periodista: Enrique Raúl Vivas Pino
CNP: 15.730