Manuela Sáenz es sin duda uno de los personajes más interesantes de las guerras de independencia de América del Sur. Según sus detractores, su relación con Simón Bolívar opaca sus propios méritos personales, como una de las grandes defensoras de la independencia de los países sudamericanos y como una de las más destacadas y avanzadas defensoras de los derechos de la mujer.
En su tiempo fue severamente criticada por algunos de sus contemporáneos debido a su actitud extrovertida y provocadora para la época, así como por la influencia política que llegó a ejercer, llegando a ser incluso desterrada. Aún muchas décadas después de su muerte, influyentes intelectuales e historiadores omitieron su vida en sus obras sobre la historia de la campaña libertadora, así como otros la limitaron a una condición decorativa romántica y aun denigrante, tejiendo una leyenda sexual alrededor de su figura, la que sigue teniendo peso en la actualidad.
Solo en la mitad del siglo XX, gracias al revisionismo histórico, aparecieron biografías y ensayos en los que se empezó a reivindicar su papel como líder en la gesta libertadora de lo que hoy son Colombia, Ecuador y Perú. En los últimos años Sáenz ha sido convertida en un icono del feminismo latinoamericano e igual como sigue teniendo detractores su vida también es exaltada por escritores e historiadores respetables.
Manuela Sáenz gran mujer latinoamericana nació en Quito, el 27 de diciembre de 1797, como la hija natural de Simón Sáenz y María Joaquina de Aispuru. Su padre, era rico y estaba casado con otra mujer, su madre era de una familia acomodada aunque no de las altas esferas.
Cuando la niña tenía sólo seis años quedó huérfana de madre. Este hecho, fue moldeando su carácter y como además estuvo rodeada de sus dos hermanos, participantes asiduos en la revolución libertadora. Así, siempre rebelde y con mucha fuerza Manuelita se convirtió pronto en un valuarte de la Revolución.
Mientras todas las jovencitas estaban siendo educadas para casarse, Manuela a los doce años de edad se pliega a las fuerzas revolucionaras emancipadoras que iniciaron la Revuelta en Quito, el 9 de agosto de 1809. Este proceso duró poco, no así las ideas rebeldes de Manuela que la acompañaron toda su vida.
En 1814, a los 17 años fue enviada a un convento para que fuera educada como todas las señoritas en Quito. Pero la inquieta personalidad de la heroína no permitiría este reposo, y en poco tiempo se enamoró de Fausto D’Elhuyary, con quien huye del convento. Este amor fue bastante inestable y fueron bastante frugales ya que en 1818, ella contrajo matrimonio con el médico inglés James Thorne, hombre que le doblaba la edad, pero quien era muy adinerado.
Un año después la conflictiva pareja llegó a Lima, donde Manuelita inició frecuentes tertulias revolucionarias. Esa era su vida social. En julio 28 de 1821, Manuelita estuvo allí cuando se declaró la independencia del Perú y participó de lleno en todo el proceso. Fue debido a sus servicios patriotas y a su valor que se le nombró Caballero de la Orden del Sol.
En 1822, Manuela viajó a Ecuador con su padre, dejando a su marido en Quito. El 24 de de mayo, día del triunfo de Pichincha. Manuela tuvo la oportunidad de entablar amistad con el general Sucre. También conoció al General Juan José Flores y a quien sería llamado Libertador, Simón Bolívar. A partir de ese instante la joven de 25 sería la fiel compañera y amante del gran héroe Bolívar.
Al año siguiente, se traslada con Bolívar al Perú y se convierte en uno de sus secretarios más allegados. En los años que siguieron, Manuela se cuenta dentro del ejército que lucha por la libertad. En esta época escandalizaba a todos, cuando utilizaba uniforme de soldado para ir a las campañas. Pasaba algunos lapsos en la residencia LA Magdalena, hogar prohibido de la pareja, donde guardaba que los papeles de su amado Simón estuvieran en orden.
Cuando el libertador se encontraba al sur del Perú y en lo que hoy es Bolivia, el marido de Manuela intentó un acercamiento con su mujer. Ella le envió una carta que todavía se conserva donde explica por qué la relación es imposible y en la cual da fin a su matrimonio.
Gracias a que Manuelita era no sólo muy activa y realmente creyente de la causa, sino también recelosa, valiente, curiosa e inteligente pudo salvarle la vida a su amante en dos ocasiones durante el año de 1828, a raíz de lo cual se le conoce como Libertadora del Libertador.
En 1829, el Libertador viajó a Ecuador y ella se quedó en Perú. En Bogotá se encontraron de nuevo, corría el año de 1830. El 8 de mayo, Bolívar se despidió de ella para viajar a la costa atlántica donde murió. Tanto le impactó la noticia de la muerte de su amado, que Manuelita intentó suicidarse ese año.
A pesar de lo inestable de la situación política y de que ya no contaba con la presencia de querido Simón, Manuelita se recuperó y siguió actuando como revolucionaria, por lo que cuando el general Francisco de Paula Santander (1792-1840) fue electo Presidente, la expulsó de la Nueva Granada. Exiliada huyó a Jamaica donde Maxwell Hyslop la acogió, pues el era colaborador del ya desaparecido libertador. Al año siguiente regresó a Ecuador, pues creyó que podría confiar en Juan José Flores, pero en el 18 de octubre de 1835 fue expulsada por el gobierno de Vicente Roca-fuerte.
Exiliada de su propia patria, Manuelita se instaló en el puerto Paita de Perú donde vivió los siguientes 21 años en medio de duras condiciones económicas y confiando en Flores a quien le escribió durante todo su exilio. Aunque su marido intentó una nueva reconciliación y le ofreció dinero y aunque en 1837 se permitió su regreso a Ecuador, ella se mantuvo en su pobre exilio. Nunca pudo recuperar su bienes ni la dote que al morir Thorne le devolvía en su testamento.
El 23 de noviembre de 1856 en el puerto peruano, Manuela Sáenz murió de difteria sin haber regresado a su tierra y en una situación económica bastante difícil.
Manuela Sáenz
(27/12/1797 – 23/11/1856)
Patriota ecuatoriana
- Heroína de la Independencia.
- Rango: coronel
- Padres: Simón Sáenz de Vergara y María Joaquina de Aizpuru
- Cónyuge: James Thorne (1817-1823)
- Pareja: Simón Bolívar
- Nombre: Manuela Sáenz Aizpuru
- Apodo: Libertadora del Libertador
Manuela Sáenz nació el 27 de diciembre de 1797 en Quito.
Hija ilegítima de Simón Sáenz de Vergara, hidalgo español y funcionario de la Real Audiencia de Quito, cuya mujer e hijos vivían en Popayán (Colombia). Su madre fue la criolla María Joaquina de Aizpuru.
Vivió con su padre durante su infancia. De adolescente, vivió en la hacienda de su madre.
Joven hermosa e inteligente, fue lectora de los clásicos griegos y autores franceses; aprendió francés e inglés. Estudió en el Convento de Santa Catalina, donde recibió educación básica, pero fue expulsada a los 17 años tras ser seducida por un oficial del ejército.
Su padre concertó por su cuenta su matrimonio con un comerciante inglés, James Thorne, a quien entregó 8000 pesos como dote. Se casó en Lima en 1817.
Durante su matrimonio, entró en contacto con personal del ejército y políticos, visitantes habituales en los encuentros sociales en su casa.
En 1820, se unió al movimiento para derrocar al virrey del Perú. Hizo que su medio hermano José M. Sáenz, que llegó en el batallón realista Numancia, se pasara con todo el batallón a las filas rebeldes. Cuando el general San Martín llegó a Lima, condecoró a Manuela por su labor en la lucha por la independencia.
Guayaquil proclamó su independencia el 9 de octubre de 1821, y Manuela regresó desde Lima para colaborar con los patriotas, luego hasta Quito, donde se dio la batalla que liberó al Ecuador el 24 de mayo de 1822.
Simón Bolívar llegó triunfante a Quito en junio de 1822, después de liberar a Venezuela y Colombia. Manuela fue encargada de colocarle una corona de laureles. Durante la noche, en el baile, Bolívar y Manuela se enamoraron, y ella se convirtió desde entonces en compañera de luchas, consejera política y amante. Abandonó a su marido y acompañó a Bolívar en numerosas campañas.
Se convirtió en una aliada clave en los esfuerzos revolucionarios de Bolívar y lo ayudó de todas las formas posibles. Salvó su vida en el asalto que sufrieron en el palacio de San Carlos en Bogotá en 1828. Por ello, desde entonces fue conocida como “Libertadora del Libertador”.
Tras la muerte de Bolívar (1830), fue desterrada a Jamaica y, más tarde, a Perú, sobreviviendo en el puerto peruano de Paita vendiendo dulces y tabaco.
Manuela Sáenz falleció el 23 de noviembre de 1856, en Paita, durante una epidemia de difteria.
Debido a sus servicios a la revolución, se le otorgó la Orden del Sol del Perú en 1822.
Periodista: Enrique Raúl Vivas Pino
CNP: 15.730